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'Cuatro Millones de Golpes' será el título de las memorias de Eric Jiménez, el ínclito percusionista, activo motor y ''perejil en mil salsas'' del rock granadino, un libro que será editado en noviembre por Plaza & Janés.
Personaje impar del panorama granadino (y por extensión nacional) ERIC JIMÉNEZ, percusionista de profesión, perejil en mil salsas (más bien ajo, porque deja su fuerte sabor siempre) y "ciudadano ejemplar" municipal, publicará el mes próximo un volumen con sus "memorias" musicales y vitales.
Ernesto Jiménez Linares (Granada, 1967) es el actual baterista de los grupos Lagartija Nick, Los Planetas y Tarik y la Fábrica de Colores. Empezó a tocar la batería en el año 1982 con el grupo KGB de forma autodidacta, y en el año 2000 montó una academia de batería y percusión debido a la gran demanda de gente que le solicitaba recibir clases particulares. En su momento fue probado por Radio Futura para incorporarse al célebre grupo de los Auserón, y su rotundo golpear (en broma se llegó a decir que había sido denunciado por la Asociación Protectora de Tambores por maltrato instrumental) se puede escuchar en más de un centenar de discos. Con sus baquetas en las manos Eric se atrevió a clamar contra los dioses, preguntando al viento digital de Bob Dylan las razones de ser boicoteado en su actuación conjunta, si bien el "asinatrado" bardo de Minnesota no tuvo a bien responder (ese capítulo promete ser jugoso).
Considerado durante más de un decenio como el mejor baterista de rock del país, cuenta desde dentro su historia, la de sus grupos y en total la de la música de Granada. "Con seis años mi padre me encañonó con una pistola. Ni siquiera recuerdo su nombre. Con diez ingresé en la Falange porque quería tocar el tambor. Mis mayores influencias musicales han sido la Semana Santa y mi primera hostia, la que me dieron al nacer, quizá la más artística y la menos dolorosa. Me casé con dieciséis. Más tarde empecé a consumir drogas para evadirme. Debería haber muerto antes de los treinta" escribe con la lengua bien afeitada en la presentación, y sigue: "Durante estos cuarenta años he golpeado la batería como la vida me ha golpeado a mí, con todas sus fuerzas. Pero juro que este no es un libro triste. Os prometo que al leerlo os reiréis y amaréis la música casi tanto como lo hago yo". Tanto que trayendo a la memoria el célebre Chicote de la Gran Vía madrileña, montó su propio bar-museo hace unos años donde "cuelga" los objetos físicos de sus memorias, ahora relatadas en casi 400 páginas. En noviembre lo edita Plaza & Janés.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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