ARTISTAS, GRUPOS...:
Oliver Stone | Benicio del Toro | Emile Hirsch | Taylor Kitsch | John Travolta | Salma Hayek | Blake Lively | Aaron Johnson | Jana Banker | Candra Docherty | Demián Bichir | Shane Salerno | Don Winslow
GÉNEROS, ESTILOS...:
Acción | Thriller | Drama | Cine
SALAS, FESTIVALES...:
SELLOS, DISTRIBUIDORAS, EDITORAS, PROMOTORAS...:
Universal Pictures | Ixtlan | Onda Entertainment | Relativity Media
Stone trata por todos los medios de vendernos como excitante y cautivadora una cinta que no pasa de ser simpática.
Qué poquito queda de aquel Oliver Stone que engatusara al público de los ochenta y noventa con películas sobre Vietnam, la bolsa, conspiraciones presidenciales y asesinos sin escrúpulos. Stone, que ya tiene edad de jubilarse, ha envejecido peor que aquellas películas.
Las que vinieron después son harina de otro costal. El "efecto 2000" se cebó con él y se puso a hablar sobre Castro, Chávez, el 11-S, Bush y Alejandro Magno. Hasta hizo una secuela. Tremendo bache.
El neoyorquino intenta regresar a sus orígenes más alocados y espontáneos con 'SAVAGES' ('SALVAJES'), un filme donde se entremezclan tráfico de marihuana, secuestros, sexo y venganza contando con un amplio reparto de diferentes edades pero similares despropósitos.
Los actores jóvenes son tan bellos como intrascendentes ante la cámara: Taylor Kitsch, Aaron Johnson y Blake Lively no hacen sentir un carajo lo que le pasa a sus personajes. Por otro lado los actores veteranos son una caricatura de sí mismos: Benicio del Toro y John Travolta se autoparodian y dan más lástima que risa. Juntos consiguen lo imposible: hacer buena a Salma Hayek.
La voz en off se convierte aquí en un recurso insoportable gracias a la desgana con que la protagonista narra un relato insípido y nada original. Aunque a ratos la cinta transpira crueldad se muestra incapaz de disimular el vacío sobre el que está construida. Sus breves referencias a la actualidad suenan ridículas y forzadas. Humor bajo cero en pleno desierto.
'Savages' es un estallido de superficialidad porno y santurrona. Su escaso magnetismo resulta inapreciable entre tanta frivolidad. Stone trata por todos los medios de vendernos como excitante y cautivadora una cinta que no pasa de ser simpática en algunos tramos y cansina en su conjunto.
El nombre de Oliver Stone lleva grandes virtudes de fábrica: su realización, montaje y fotografía continúan a la altura de su evidente peso histórico. Juega al límite con su guiño a 'Butch Cassidy and The Sundance Kid' y queda como un mentiroso después de un último redoble de campanas que ni fu ni fa. Lo prescindible vuelve a tomar forma.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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