JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 29/04/2012

Con semejante coro fue jaleada con entusiasmo deportivo la cantante AMPARO SÁNCHEZ en su regreso a Granada, ciudad situada en su imaginario sentimental más o menos a mitad de camino entre Tucson y La Habana, o por ahí. Estuvo por primera vez en la sala El Tren, rozando un lleno, que como le sucede a su antiguo guitarrista Jairo Zavala, Depedro (aquí la semana anterior) es en su muy mayor parte de público femenino, lo que señala la intencionalidad y el impacto de sus canciones, y la receptividad a una sensibilidad ahora más explicita en la Amparo actualmente menos fiestera y de más alcance emocional: "me he quitado de salir por la noches, de beber y conducir... con los años la soledad es un regalo y también la amistad, si la has cuidado".

Se trata de una mujer que con apenas 16 años ya cantaba en aquellos Correcaminos pioneros del paleo rockabilly español. Nadie le ha regalado nada nunca, y como superviviente nata que es, ha ido agarrándose a las curvas de su vida, artística y personal, con uñas y dientes hasta conseguir hacer brotar el futuro a pico y pala, y a veces hasta petróleo: fue elegida en su momento mejor cantante europea por la BBC. "Sé que no sé, pero sigo aprendiendo; sé que no sé, pero siento" canta también. Y como dice en su inminente nuevo cedé, es 'Tiempo de seguir'.

Dos catalanes y tres cubanos (de dos generaciones) la acompañan en directo, un grupo a medida y vistoso (más cuando cubanea) que tiene a Jordi Mestres y su austero sonido Paris-Texas como eslabón con un pasado que poco a poco asoma sin atentar contra la actual Amparo Sánchez, más cálida, sobria que agitadora y bullanguera. En eso el grupo trenza una base natural, amable, mullida y muy confortable para la potencia confesional de la cantante: "quisiera cantar a la alegría en vez de a la melancolía, pero este es mi modo, así pierdo las heridas".

Entre hojas en blanco, apagones en La Habana, turistas accidentales y parranditas de santas se colaron algunas cosas de la época amparanoica como 'En la noche' o 'Somos viento' ("me la pedían en las reuniones del 15M" dijo), rehechas con más templanza y el emotivo aporte maderero de contrabajo y chelo. Y también asomó parte del futuro en la viñetas de 'La cuenta atrás', 'No quiero' o 'Tiempo de seguir'.

La vueltas que da la vida: cuando se van a cumplir los veinte años de su primer disco, canciones de aquel como 'Seis días de lluvia', 'Lejos' o 'Ni pensar' podrían encajar perfectamente en esta emocional nueva Amparo. El círculo se cierra. ¡Es Amparo!