ARTISTAS, GRUPOS...:
Pereza | Rubén Pozo | Leiva
GÉNEROS, ESTILOS...:
SALAS, FESTIVALES...:
Palacio de Congresos de Granada
SELLOS, DISTRIBUIDORAS, EDITORAS, PROMOTORAS...:
Que grupos como Pereza lleguen a un público mayoritario es una buena señal para el rock español, necesitado de público nuevo, fresco y agradecido.
Paso a paso, disco a disco, Leiva y Rubén (tanto monta, monta tanto) han agrandado el proyecto PEREZA, y lo han logrado entre un público generalista, preferentemente agradecido y femenino, para el que la segunda fila no sirve si se puede estar en la primera. Hace nada, el verano pasado, se movían por plazas de toros y este año han optado por algo más recoleto, si es que las 2000 butacas del Palacio de Congresos de Granada se puede calificar así, pero para más cerca están los garitos en horario de madrugada que se niegan a abandonar tras sus conciertos para no perder el contacto con las raíces.
En un escenario con lámparas de cuarto de estar que se encendían tirando de la "perilla", la pareja se sentó a contar sus cosas a un público que no sólo comía en sus manos, sino que incluso los invitaba a sus inminentes bodas, como se leía en una pancarta. Pereza son escuchados igual por seguidores del rock and roll en español, a los que les suministran una aceptable chulería de larga tradición en grupos hispanos y argentinos (sobre todo), como por los/las que prefieren historias de ansiedades de primera juventud. Depende del momento hay más aceite que vinagre, y últimamente todo se desliza con más soltura y frescura que picor. Sin embargo, mantienen el equilibrio entre ambos mundos sacándole rentabilidad a la comercialidad de una tradición de canciones optimistas, animosas y bien "aguitarradas" que deben tanto a nombres como Los Ronaldos como a los míticos Burning o Tequila; a ver: sencillas historietas planteadas de igual a igual melodías que mecen sin complicaciones, algún riff suelto para desperezar la atención, pantalones de pitillo, la preceptiva pronunciación arrastradamente gangosa "made in Madrizzz" y ese bamboleo famélico y cadencioso tan Keith Richards que marca la diferencia entre los que son... y los demás. Y ellos "son". Material que en versión descomprimida (la del disco 'Aviones') suena a cercanía de dormitorio de casa, posters en la pared y el infinito inaccesible del futuro al fondo de la ventana, ejercicios letales de comunicación durante el plazo de tiempo que hay entre la adolescencia y las primeras obligaciones de la madurez. Así no es de extrañar que más allá de la fila veinte se oyeran más los coros del público que la amplificación.
Acompañados de una muy solvente banda llegaron con los pasos cortos y dylanianos de 'Leones', entrando en materia ya , sobre todo con 'Animales' y 'Estrella polar'. En la formación figura Tuli, socio fundador de Pereza, entonces en la batería y ahora en los vientos, además maestro de ceremonias de la "banda más divertida del mundo" (como dijo un titular): Alamedadosoulna. Pero todos sirven para todo, ellos ya no se separan de las dos guitarras y ocasionalmente un banjo, el teclista coge una tercera guitarra y el saxo los teclados... mientras van cayendo canciones: 'Amelie', 'Windsor' (curiosamente en el aniversario del incendio del edificio)... en un concierto largo programado a cerca de una treintena de canciones, y que uno deja en 'Pirata' por razones de horario de cierre. Burbujeantes e inquietos como cola de lagartija hay que reseñar que su concierto no decae en ningún momento de la primera hora larga, y (supongo que) empujados por su gente, tampoco lo haría en la posterior.
Que grupos como Pereza lleguen a un público mayoritario es una buena señal para el rock español, necesitado de público nuevo, fresco y agradecido. ¡Que hubiese sido de los Beatles sin el grito de las fans!
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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