JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 16/05/2011

No hubo cama redonda, sí el trío anunciado, sin más, porque PEREZA llegaron a dúo, en acústico pelado, dejando en casa a sus habituales mientras que los posibles espontáneos prefirieron la barrera y el hotel: "paraporsi", en un atril estaba la letra de 'Tiramisu de limón', y la cantaron... pero no sucedió.

A Benjamín Prado urge hacerle un disco, a su nombre y siendo él quien reparta juego e invite a los demás, porque méritos hace. Y no sólo no le sale mal, sino que se le nota entusiasmado, feliz, carismático a su manera e incluso ya con fans que le gritaban "Benja, Benja" hasta por encima de las de Pereza, que tampoco estaban mudas precisamente.

Con el cambio de formato del año pasado (cuando engañó a Sabina al hacérselo con Coque Malla en La Telonera) al de ahora, en ese menage a tres con Rubén y Leyva (Miguel, no Waldo, que el cubano estaba sólo de espectador) hay un mundo de distancia formal, si bien no tanto en intenciones. Fuese por la diferencia de personalidad de sus acompañantes, el horario familiar o el entorno de parque público, lo que entonces fue trasnoche canalla ahora se queda en sesión de tarde, a casi todos los efectos.

Nuestro hombre estuvo por tanto comparativamente comedido, obvió su estampa como guitarrista y apenas comprobamos sus avances con la armónica, sí en cambio su enamorante seguridad en los "solos de poesía", en palabras de su compañero Rubén, sacados de la antología 'No me cuentes tu vida', que esta vez, ¡ay!, no regaló al público. "De mayor quiero ser el del medio de Pereza", confesó, ya ocupando esa misma posición y bajo la prestada chistera de prestidigitador que anuda versos como pañuelos de colores. Los de "a los lados del Prado" estuvieron también escasos de ese puntillo glam y arrastre barrial tan suyo, más bien cohibidos, justos y muy responsables en su papel, con las seis y doce cuerdas, exactos en las voces y con un guión escrito con las garantías, en su mayor parte de la segura red del Rhythm & Roll, como en 'El Botín', un blues duro, donde Prado se "endylaniza" aún más.

'Pelos de punta' fue la canción de bienvenida, tras un retraso de casi una hora motivado por un apagón. No faltaron 'Está lloviendo', 'Windsor' (¡con Ángel González de espíritu presente!) o las afrancesadas 'Champagne' y 'Amelie', todas de su disco 'Aviones'; avanzaron un par de canciones nuevas como 'Ozono' y la carcelaria 'Vis a vis' y citaron al "Flaco de Úbeda" por 'Tiramisú'. Fuera de tiempo ya regalaron '4 y 26', 'Violento amor' y una completamente karaokeada 'Lady Madrid', que sirvió de despedida, rubricada con un sentido "Adiós Granada, no lo olvidaremos". Un disco, pero ya.