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Dunham Records | Daptone Records
Tiene 62 años, edita su primer disco y nos recuerda de qué demonios va realmente esto de la música.
Gainesville, Florida, es un pueblo en mitad de nada. En el medio de una península, en el medio de un pantano infestado de cocodrilos de cuatro metros, un oasis en el medio de territorio puramente republicano. Galerías de tiro, armadillos despanzurrados en la carretera, mosquitos, mapaches y coches trucados con ruedas del tamaño de un edificio de dos plantas. El pueblo es famoso por su gigantesco campus universitario, su equipo de fútbol americano y el Gatorade... Bueno, también porque allí nació Tom Petty.
Lo que casi nadie sabía es que allí nació también la revelación del soul del siglo XXI, CHARLES BRADLEY. La nueva estrella del sello Daptone. Un rockie de 62 años. Un hombre que tiene eso... eso inexplicable que llaman el blues... pero que traduce en un soul monstruosamente poderoso, honesto y emocionante. En música que importa. Y mucho.
Bradley es el protagonista de una historia de las de antes. Un cantante estratosférico que sobrevive gracias a su trabajo como chef (entre otros sitios en un hospital psiquiátrico del norte del estado de Nueva York, en Alaska y en California), a sus chapuzas como manitas y a sus conciertos cantando el repertorio de James Brown en pequeños clubes de Brooklyn. Un tío al que reventaron una oreja y le partieron los dientes para robarle. Un tío, con un afro encrespado y uñas largas al que entrevisto en el hall de un moderno-hortera hotel madrileño donde no me dan clave de wi-fi porque no me hospedo allí. Su chándal negro Adidas resalta sobre los sillones rojos. Los viajantes que pasan por la puerta giratoria nos miran como si acabáramos de aterrizar en un Cadillac El Dorado rosa, con 'Viva Las Vegas' atronando en el estéreo y de la mano de dos marcianas verdes con antenas y todo eso.
Bradley es casi un experimento social de cómo son las cosas en el país en el que el Sueño Americano no es más que una cajetilla usada de Newport en una gabardina vieja. Un hombre negro de origen humilde, casi sin formación, casi sin dinero, que se gana la vida como puede al mismo tiempo que pelea por lograr su propio sueño, su Gran Sueño. A veces, resulta que esa cajetilla aún tiene un par de cigarrillos dentro... y, aunque sea un poco tarde, ese sueño llega cuando Gabriel Roth, el capo de Daptone Records (que también edita los trabajos de Sharon Jones, por ejemplo), le ve actuar en el Tarheel Lounge, en el fronterizo barrio de Bedford-Stuyvesant (Brooklyn), y a l u c i n a.
Gracias a él Charles Bradley, que ha tenido diversos apodos artísticos (Black Velvet, The Black Swam, The Screaming Eagle of Soul), no sólo ha podido grabar bajo su propio nombre, sino que ha ganado un amigo, un hombre en el que confiar y con el que colaborar, Thomas Brenneck, director de Dunham Records, filial de Daptone, con el que compone y produce todo su material.
Todo esto es su primer disco, lo que transluce a través de canciones como 'No Time for Dreamin', que también da título al lp. En ella, por ejemplo, cuenta la historia de cómo un día se despertó al sonido de las sirenas para darse cuenta de que su sobrino había matado a su hermano a tiros...
"¿Sabes? -me dice emocionado tras contarme precisamente eso- Todo eso pasó justo antes de que me llegara la gran oportunidad... Mis tres héroes musicales masculinos siempre fueron: Otis, Sam Cooke y James Brown... En cuanto a las mujeres: Diana Ross, Aretha Franklin y Barbra Streisand... Whitney vino luego pero esas fueron las primeras..."
La música salva vidas, pienso, a pesar de todo.
I'm Black, I'm Proud.
"La noche de Navidad me la pasé en un escenario. Volví a casa, a eso de las 3 de la mañana. Me metí en la cama lo más rápido que pude. Y alguien me llamó a las 5. ¿Quién demonios me llama tan pronto? Charles, pon la tele, James Brown ha muerto.
Vístete, coge el tren A y vete a la 125, al funeral, al Apollo. Me puse en la cola pero me llevaron a los primeros puestos de la cola mientras todo el mundo me hacía fotos. Vi el coche de caballos llegar con el féretro. Y alguien me dijo que querían que entrara y me sentara con la familia. No sabía qué decir... la policía no me dejaba cruzar la acera. Fred Thompson, el bajista de James, les ordenó que me dejaran pasar. Y su mujer se acercó a mí y me dijo 'Te pareces tanto a él"... y me abrazó y empezó a llorar... yo me repetía ¿Qué hago? ¿Qué hago?... conocí a sus hijos... no sabía qué hacer... me abrazaban... es algo que nunca olvidaré".
We are NOT your normal Caribbean restaurant, se lee nada más entrar en el Footprint. Es un garito de Coney Island, Brooklyn, frente al campo del equipo de beisbol del barrio, The Cyclones. Está entre un parking y un pequeño descampado con algo de hierba y rodeado por una valla. 4 dólares por un zumo de zanahoria. 24 dólares por un plato de langostinos. 9 dólares por un plato de Buffalo Wings. Allí Charles Bradley imita a James Brown todos los jueves. Con peluca y todo. Se sabe 58 canciones de su reportorio. Y las canta mientras la gente se chupa los dedos y se queja porque el salmón no está todo lo hecho que querrían.
"Mi vida cambió cuando, con 14 años, mi tía me llevó a un concierto de Brown en el Apollo... me quedé con la boca abierta... y pensé... wow... quiero ser como él... no podía parar de imitar a James Brown... pero he estado luchando por mi música desde los 16 años..."
"Mucho tiempo después, yo ya tenía 47 años por entonces, le conocí en San Francisco, cuando trabajaba como chef en un restaurante y él tocaba en la ciudad... fui al backstage, pero me echaron... "Eh! Qué haces aquí, largo"... de repente un tío vino y me dijo que me quedara tras la cortina cuando acabó el concierto... y Brown se acercó a mí y le dije: he estado luchando por mi música tanto tiempo... ayúdame... y él me mira directamente a la cara y dice... creo que tienes talento... pero no sé qué haces aquí... vuelve a Nueva York, allí están las posibilidades".
¿Por qué es tan difícil?
"¿Por qué es tan difícil salir adelante en los Estados Unidos? Una tierra con miel y leche, una tierra que se supone que está edificada en amor. Se necesita amor y comprensión para vivir y dejar vivir". Son las primeras líneas de 'Why it is so hard?', una de los temas estrella de Bradley, que además le une directamente con una tradición musical que le lleva desde Sam Cooke ('A change is gonna come') a James Brown ('I'm black I'm proud')... incluso a Dylan ('The Times They Are A-Changin'').
Una canción que es un ejemplo perfecto de un álbum que mezcla crítica social, emotividad y puro soul... Occupy Wall Street... derechos civiles, racismo, redención... salvación.
"Todo eso viene desde los días de la segregación y de ver cómo la policía puede hacer las cosas tan mal... y aún así contar con todo el apoyo de la "civilización"... sólo su palabra cuenta... de que te saquen de un coche y te digan cosas como "Eh!... negro no bromees conmigo o te vuelo los sesos"... de tener miedo de ellos... te podría contar miles de historias como esas... aún hoy cambio de acera cuando veo que me voy a cruzar con la policía... lo que me mantuvo fuerte fue coger todo ese miedo, mantenerlo dentro y cerrar la boca... no decir nada... así me dejaban en paz... es muy duro saber que algo es injusto pero tener que callarte... por miedo... si hablas te quedas sin trabajo, sin casa... tenías que tragar todos los abusos... por no buscarte problemas con la ley... por no querer molestar... dejadme en paz... dejadme... me repetía".
"Como mi madre decía: "Cállate la boca, dáselo a Dios"... eso es lo que me ha mantenido vivo hasta ahora... tengo oportunidades que nunca tuve en aquellos días... y mucha gente que ha vivido momentos de dolor tan grandes lo notan cuando canto, se sienten identificados... es muy difícil cantar sobre ello, muy duro... y me tengo que convencer a mí mismo y decirme: Charles canta, deja eso de lado... canta".
"Esas son las razones por las cuales no tengo hijos... hace tiempo me dije que no quería traer a ningún niño a este mundo... no quiero que ningún hijo mío pase por lo que yo he pasado... cuando tienes dinero puedes controlar a la gente... quiero vivir esta vida, pero este mundo no es mi casa..."
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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