JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 15/09/2011

El año pasado veía la luz el libro 'La Tertulia, memoria coral', pero a esa antología de treinta años de noches, emociones y vivencias le faltaba algo: la música. Para completar esa ausencia sacan ahora el disco 'La tertulia, memoria vocal' que recoge casi una veintena de esas voces que han hecho de su escenario una íntima y emotiva experiencia para sus usuarios. Hablamos con el fundador de La Tertulia, HORACIO RÉBORA. (En la foto, Juan Trova y Esteban Valdivieso, dos de los participantes en el disco, actuando en la sala granadina).

- La música ha sido con el tiempo cada vez más importante para La Tertulia ¿cómo fue surgiendo esa necesidad?

- Es verdad que dentro de las actividades de La Tertulia la música fue ocupando un espacio preponderante. La poesía, el pensamiento, el teatro, las artes plásticas y finalmente la música fueron las actividades que de manera sucesiva caracterizaron las etapas de La Tertulia aunque, nunca, una actividad excluyó a las demás.

- Era por tanto obvio que había que hacer una memoria sonora...

- Hace tiempo que venimos postergando la realización de un cd que recoja algunos de los artistas que van pasando mes a mes por La Tertulia. Después del esfuerzo de la publicación del libro 'La Tertulia, memoria coral' era casi inevitable hacer este cd como mínimo y como deuda frente a nosotros mismos.

- Hay clubes que editan periódicamente las grabaciones de sus conciertos, ¿han pensado en hacerlo así, en directo, más adelante?

- Sería ideal, mantener un criterio de producción estable de las propuestas que mes a mes van pasando por La Tertulia. Pero a veces algunas iniciativas no se realizan por la falta de bondad de las ideas que la soportan sino por la limitación en las posibilidades reales para su ejecución.

- Cantar en La Tertulia tiene sus peculiaridades, supongo que hacerlo a viva voz es preceptivo "por ley", pero ha terminado siendo una característica propia del local... ¡Y no todos se atreven!

- El imperativo legal de no poder usar amplificación se ha transformado, es cierto, en una característica positiva. El silencio de fondo que se establece en La Tertulia durante las actuaciones, es decir, la delicadeza de su público, es ya una tradición que ilusiona y estimula la participación de muchos artistas.