JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 13/06/2011

Formó parte del importante grupo habanero Superavit, curiosa palabra completamente en desuso hoy en día, y desde entonces se ha convertido en un secreto al alcance de muy pocos en Granada. Es RAÚL CIRO, que cambió (aparentemente, que ya se sabe lo de la cabra y el monte) la música y su guitarra por el cine y sus proyectores... hasta que ambos mundos han curvado sus caminos para encontrase. Ciro, del que se ignoraba casi todo su pasado musical en Granada, "reapareció" en el teatro de la Filmoteca de Andalucía acompañando una exposición que ha ideado y pergeñado hasta el último detalle tras su experiencia como operador de cine: 'Vergeles Paradiso'. Un guiño a la película de Giuseppe Tornatore desde un artista que ha visto los últimos años desde la ventanita de la cabina de proyecciones y también guarda fotogramas perdidos aunque sea en sentido figurado. Junto a músicos multinacionales como el senegalés Babakar Kamara en la batería y Mario Ojeda en el bajo, con la compañía cómplice de su icono de el "llanero solitario" (que le acompaña desde niño) y los aviones que Babakar realiza artesanalmente reciclando materiales metálicos, Raúl dio un pequeño concierto con las pocas canciones que había preparado para la inauguración.

El origen de la exposición está las particularidades de una cabina de proyección como la del cine de verano Los Vergeles, con aparatos y tecnología propia y artesanal que solo Raúl sabe hacer funcionar. Allí concretó la mirada a través de los objetivos de Germán Álvarez de Cienfuegos, Belén Caballero Sanchís, Gonzalo Asenjo y Silvia de Luque Sánchez y el ojo de pez de Amelia Vilches, que han llevado a imágenes la magia imposible de ese espacio donde la luz se hace historias. Hasta el 15 de junio en la Filmoteca de Andalucía.