JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 10/04/2018

Flaco Rodríguez y Mario Ojeda son LOS SABINEROS. Poseedores de la "máquina de sabinizar" por la que pasan canciones, historias y gags para deleite del personal que los escuchó en el Teatro Cajagranada, casi lleno, el pasado viernes. El día que el original de Úbeda pierda la memoria, que ya va últimamente negándolo todo, Ojeda y Rodríguez se la pondrán en su sitio, porque son mucho más sabinas que el propio Joaquín.

Bendecidos por los mismísimos Pancho Varona y García De Diego, cuando quedaron ojipláticos al escuchar a Flaco Rodríguez, Los Sabineros surgieron cuando el cantautor y productor resistenciano Mario Ojeda se encontró con una cantante que no imita a Sabina, es que es Sabina. Donde van repiten, como buen ejemplo de que regalan un par de horas muy aprovechables.

- Por qué les dio por Sabina, y no por... Alejandro Sanz, por ejemplo, o Julio ("jeyyyy") Iglesias.

- Hey... Que también cantamos algunas veces por Julio Iglesias o Alejandro Sanz (risas). Solo que a nuestro modo, claro... La verdad es que nos gusta mucho Sabina, y el Flaco tiene un timbre muy parecido de voz, aunque en otra tonalidad. Pero lo divertido es que el Flaco no imposta la voz, ¡él canta así hasta el 'Feliz cumpleaños'!

- Porque lo suyo no son versiones al uso ni al desuso... Van mucho más allá, ¿no?

- Desde un primer momento la idea fue esa: no copiar, sino interpretar a nuestro modo las canciones de Sabina. A algunas les cambiamos el ritmo, a la mayoría la tonalidad, cantamos canciones de otros, hacemos chistes, algunos gags... todavía no nos hemos atrevido a hacer algún streptease, o algo así... ¡Pero nunca se sabe!

- "Y lo siguiente": ¿Sabina es también una forma de vida?

- Eso es lo que, humildemente pensamos, la gente ha "comprado", por decirlo de alguna manera. O sea: la gente compró el personaje y piensa que Sabina todavía sigue recorriendo los bares de Madrid, trasnochando, etc. Y la verdad es que -él mismo no se cansa de repetirlo en todas sus entrevistas-, hace mucho tiempo que es un burgués, que sale muy poco... ¡Aunque siga escribiendo canciones fantásticas! Y en definitiva, esa es su trascendencia, lo que lo va a sobrevivir: sus canciones, ni más ni menos. No su leyenda. Él mismo... "¡lo niega todo!" (risas).

- ¿Todo es susceptible de pasarse por la "sabinadora"?

- La mayoría de las canciones, sí, sin duda. Es como el jazz, ¿no? Todo puede hacerse en versión jazz. Pero nosotros estamos un poco limitados al formato, porque básicamente somos un dúo. Y así queremos seguir, más allá de que a veces invitemos a otros músicos para acompañarnos, como Nano Ramos en percusión, o Jesús Hernández al piano, o Juan Carlos Maldonado al bajo. Digamos que somos un show acústico, no podemos ser demasiado eléctricos sólo con una guitarra y dos voces... ¡aunque a veces nos acerquemos mucho al rock and roll!

- ¿Serían algo así como si el de Úbeda hiciera un disco de "grandes éxitos de otros"?

- Por ahí va la cosa, así es. Cantando sus canciones, pero también versionando temas de otros, a su manera sabinera, eso.

- Creo que Varona y De Diego fliparon con ustedes cuando escucharon al Flaco...

- Sí, así fue. Solemos cruzarnos por España, y nos mandamos mensajes de "uasap"... ¡No descartamos volver a compartir un escenario con ellos!

- Veo sus giras y son de los que donde tocan repiten una y las veces que haga falta... ¿Eso cómo se consigue?

- Bueno, gracias por seguirnos. Sí, tenemos un circuito armado, que solemos repetir, una vez por año en cada sala, más o menos. Y sabemos que hay gente que nos ha visto ocho o más veces. Creo que el secreto reside, precisamente, en que -excepto algunas canciones que no podemos dejar de cantar- siempre hay lugar para la improvisación, no llevamos lista de temas, entonces, los conciertos no se repiten. Los chistes y gags que hacemos también los vamos variando, lo mismo que las canciones, para no aburrirnos nosotros, y tratar de no aburrir a la gente... ¡Y parece que lo conseguimos!

- Y leo que están radicalmente en contra de la moda del "pay after show", ¿es así?

- Totalmente. A nadie se le ocurre entrar a un bar, pedir un whisky, y que el camarero te diga: "bébelo tanquilo, luego, si te gusta, me lo pagas..." No, debes pagarlo antes. Todas las cosas tienen un precio. Como el supermercado, la factura del agua o de la luz, o un parking para aparcar tu coche. ¿Por qué la música debería ser diferente? Los instrumentos cuestan dinero, las cuerdas, los micrófonos, todo cuesta un dinero. ¿Por qué la música debería ser gratis? Aún más: nosotros vamos desde Granada a Asturias, a todo el norte, a Teruel por poner un ejemplo... ¿Te imaginas ir hasta allá, pagando todo de tu bolsillo, y luego pasar la gorra, a ver si te salen las cuentas? No señor. La música no puede ser gratis. Y quienes primero deberían entenderlo son los mismos músicos.