ARTISTAS, GRUPOS...:
Loquillo | José María Sanz | Igor Paskual | Jaime Stinus
GÉNEROS, ESTILOS...:
SALAS, FESTIVALES...:
360º | Auditorio Manuel de Falla
SELLOS, DISTRIBUIDORAS, EDITORAS, PROMOTORAS...:
Riff Producciones | Warner Music
"En un momento de crisis tan brutal como la actual tiene que salir la mala leche por algún sitio, tardará más o menos pero saldrá".
El talludo José María Sanz lleva treinta años siendo LOQUILLO, un siempre controvertido personaje del rock and roll hispano que, si algo hace, es nunca dejar indiferente. Recuperando su larga producción discográfica en un paquete aniversario, llega hoy sábado día 5 al Auditorio Manuel de Falla de Granada en el programa de conciertos denominado '360º', en este caso alrededor de toda su carrera.
- La última noticia suya es que se ha metido a entrevistador, ¡nos va a dejar sin trabajo!
- De eso se trata (risas)... No olvides que yo empecé trabajando en el periodismo en la revista Star allá en los 70. Rolling Stone me ha dado la oportunidad de entrevistar a personas muy concretas, y dando una visión muy personal sobre personajes, o generacionales o conflictivos.
- "Generacionales y conflictivos"... ¿Qué le preguntaría a un tal Loquillo?
- (Carcajada) No sé si me atrevería. Tengo muy claro que conmigo se puede hace un master (risas).
- Una pregunta doméstica, ¿dónde ha colgado los carteles de sus conciertos con los Stones y los Who?
- Pues como no me caben los tengo diseminados en mis "centros sociales", en San Sebastián, en Valencia y en Cataluña; esto de las sedes me permite tener la casa razonablemente vacía.
- Con 50 tacos, ¿está más cerca de Johnny Cash?
- Yo siempre digo que la segunda parte de mi vida empezó con 'Balmoral', fue como una redistribución del personaje, con un equipo nuevo y más concreto: Stinus, Sopeña, Sabino... que son con los que voy estar los próximos años. Dejé la banda cuando había que dejarla, si no hubiese cometido un grave error.
- Me han advertido de que no le pregunte por los Trogloditas que me podía colgar el teléfono... ¡Y no voy a hacerlo...!
- (Carcajada) Los "Troglos" no eran ya los "Toglos" porque sólo quedaba uno. Entiendo que por razones comerciales hay gente que mantiene nombres de grupo con nadie dentro, pero yo entendí que después de la muerte de Guille Martín y de que sólo quedara Simón, era absurdo continuar con ese nombre. Máxime cuando estaba trabajando ya con otras personas que están en los tiempos actuales y no le deben nada al pasado.
- Usted que es de crianza de grupo, de espíritu pandillero y sentido del "nosotros", ¿ha conseguido esa empatía familiar con el estiloso (Igor) Paskual y el seguro de vida que es (Jaime) Stinus?
- Yo con ellos trabajo muy bien, no miran hacia atrás y sólo tenemos el futuro por delante. No he querido ponerle nombre al grupo porque creo que tanto Jaime como Paskual tienen la suficiente personalidad propia como para no necesitar ninguna marca. Loquillo ha quedado ahora más como concepto global que como el nombre de un individuo.
- Pero esta gira de aniversario es un regreso al material "de toda la vida".
- Es una cuestión de aburrimiento. Noté que musicalmente no podía ir más allá, y dedicarme a repetir los mismos planteamientos musicales iba a ser aburridísimo. Yo vuelvo a ese material en una gira de aniversario después de haber hecho dos discos de poesía, después de haber hecho uno de swing, 'Balmoral'... y así los puedo cantar con ganas. Si hubiese tenido que seguir haciéndolo cada año hubiese terminado harto hasta de mi mismo.
- En Granada llevan mucho tiempo intentado que venga en su faceta "literaria", y no hay manera...
- Pero por una razón muy clara: que la última gira que hice con Gabriel Sopeña fue en el 99. Y fue porque cuando salimos juntos eso de hacer poesía musicada se veía como una marcianada del 15, y lo decidir tocar por teatros con una banda de jazz ni te cuento. ¡A mi me han tirado de todo! Con 'Mujeres en pie de guerra' recuperamos algo de ese temario y ahora con el disco de Luis Alberto probablemente sea la oportunidad de venir a Granada... eso espero.
- Es un trabajo largamente anunciado...
- Es un disco que tenía que haber hecho mucho antes, pero entonces él era Secretario de Estado de Cultura y no queríamos dar a entender que lo hacíamos porque fuera o no ministro, así que lo dejamos pasar. En los últimos años con la libertad que significa no tener cargos ya nos hemos puesto a trabajar, y no ha sido fácil, porque, insisto, musicar poesía desde el rock en nuestro país sigue siendo una acto heroico. Y más con poetas contemporáneos, ¡y si son políticamente incorrectos ya ni te digo!
- La gente del rock anda por la cuarentena como poco, y la del pop van con diez menos. ¿Qué ocurre con los más jóvenes que no les interesa gran cosa?
- No sé en Andalucía, pero aquí tengo otra percepción. Yo creo que en este país todo es cíclico: primero llegas, triunfas, se olvidan y luego te reivindican. Nuestra travesía del desierto en los noventa dejó mucha gente en el camino. Y por otro lado la red ha sido muy importante porque ha dinamitado la dictadura de las radiofórmulas de pensamiento único, que ahora lo último que hace una persona en su sano juicio es escuchar una emisora de esas. Creo que estamos viviendo una segunda edad de oro en el pop y el rock, con gente que como Love of Lesbian o Vetusta Morla han hecho mayoritario lo que antes era muy minoritario, juntando "indie" con "mainstream" sin problemas. Cuando al festival Sonorama van 30.000 personas es que hay futuro.
- Y así las cosas, ¿los de su promoción dónde quedan?
- Algunos... como yo, o Fangoria, hemos quedado como un puente entre generaciones.
- Ve el discurrir de la música con cierta perspectiva longitudinal...
- Claro, porque ya sí existe una cultura musical en este país. Los de los sesenta abrieron el camino generacional, gente como los Sirex, Lone Star o los Salvajes... en los setenta hubo un vacío que se llenó en los ochenta, en los noventa se bajó, y ahora las bandas vuelven a llenar... es la rueda que sigue dando vueltas...
- Y, si en vez una, da dos vueltas, sale Miguel Ríos...
- Claro, porque es curioso que en otros países europeos se reverencia a sus grandes leyendas; en Inglaterra cuando toca Ray Davis acuden a verlo desde la cajera del súper al cantante de Blur. Y en Francia ¡qué te digo de un Johnny Hallyday que vende más entradas que U2! Son cultura con palabras mayores, por más que se desprecie el pop y el rock en esta sociedad y se reduzca la cultura a la clásica, Serrat, el flamenco o el jazz.
- Y usted que se "moja" hasta la imprudencia, ¿hecha de menos que los grupos de ahora mayoritariamente se pongan de perfil ante la realidad de la sociedad?
- Los grupos que había cuando yo empecé eran una cosa de juventud, que luego dejaban para ser médicos, abogados, carpinteros o lo que fuera. Era un divertimento porque no existía compromiso, y si no te comprometes con tu tiempo la música no es tu vida. Lo que pasa es que ahora la juventud dura más y te llaman joven con treinta años. Pero si te va la vida en ello es diferente, yo pertenezco a un entorno en el que o eras delincuente o tocabas rock and roll.
- Y ahí está el exitoso libro de "Dani el rojo" ('Confesiones de un gánster de Barcelona') como prueba, ¿no?
- Sí, claro, como antes de nosotros o eras delincuente, o torero (risas)...Volviendo a lo de antes: para muchos el rock and roll es una música, no una forma de vida, pero si eres de estos últimos, es un compromiso estético, político, cultural... que te obliga.
- Y desde sus casi dos metros de compromiso, ¿cómo ve el entono?
- Preocupante, el nivel cultural de este país va en picado hacia abajo. En música ocurre lo mismo, en los últimos años no ha habido grandes obras sino ejemplos individuales, de Andrés, Jaime, Lapido... personajes concretos que van a su bola, casi furtivos. El talento es lo contrario del mimetismo, y tenemos que huir de las imitaciones... todavía recuerdo los grupos de los noventa cantando en inglés ¡que paletada! ¡Habíamos vuelto a los primeros sesenta perdiendo todo lo ganado en muchos años! Yo creo que hay un rock español, muy de aquí, y que tiene a algunos de los mejores escritores de canciones del mundo, ¡no hay más que comparar con casi todas las letras del rock en inglés!
- Los grandes movimientos en el rock se han cocido en momentos de crisis sociales, ¿volverá a ocurrir ahora?
- Eso pienso, y creo... y quiero. En un momento de crisis tan brutal como la actual tiene que salir la mala leche por algún sitio, tardará más o menos pero saldrá. El punk fue la conclusión de la depresión de los setenta, y éste es un país que va sobrado de sangre para que hierva.
- Se mueve por ahí una información que cuenta que Loquillo, Calamaro, Bunbury y Urrutia están preparando un "cuatro en uno", ¿hay algo de eso?
- Estamos en ello. Alguien tiene que hacerlo y creo que puede ser una buena experiencia personal, un regalo para el público y una línea que marque el cambio generacional, que ya toca.
- Ustedes, como Suaves, Burning, Medina Azahara, etc., son carne de perro, ahí están hasta que la muerte nos separe.
- Yo insisto: si te gusta la música y vives la música, lo que quieres es tocar y tocar. Hay quienes se quedan en primero de rock, pero otros terminamos el doctorado. Y todos esos nombres son licenciados de hace tiempo...
- Por terminar por el principio, después de "partirle la cara en un bar", ¿qué opina de la despedida de su entrevistado Miguel Ríos?
- (Carcajada) Yo, la verdad, no me la creo (risas). He cantado con él y con Johnny Hallyday, y reconozco a un pura sangre al primer vistazo, y esos no se retiran. En todo caso, como dijo MacArthur "los viejos soldados no mueren, se desvanecen" (risas). No me lo creo.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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