CARMEN OCAMPOS  |  Madrid, 05/12/2010

Uxbal (Javier Bardem) vive con sus dos hijos, sobrevive como puede, trabajando para una mafia china que fabrica bolsos de marca falsos, y como santero hablando con los muertos. Su padre murió cuando él aún estaba en el vientre de su madre. Y eso es algo que a él le ha marcado en su vida y que está presente durante toda la película. Ahora Uxbal tiene una enfermedad terminal y la madre de sus hijos no puede hacerse cargo de ellos.

La película nos cuenta cómo Uxbal deja todo resuelto para cuando él no esté, sin sentimentalismos, sin buscar la lágrima fácil. Eso es lo bueno de esta película. Está ambientada en los suburbios de Barcelona, nos refleja esa realidad marginal de los ilegales, entre los que Uxbal se mueve.

En 'BIUTIFUL', Bardem está espléndido, no es de extrañar que le dieran el premio al mejor actor en Cannes, crea un personaje de carne y hueso, transmite en cada escena cómo evoluciona el personaje según avanza su enfermedad. Pero eso no nos sorprende en Bardem, es lo que esperamos de él, su genialidad.

El elenco que le acompaña no desmerece, algunos de ellos no son actores y han tenido una vida similar a la que retratan en la pantalla, y están muy bien dirigidos por Iñárritu, ese estupendo director (también ha dirigido 'Amores Perros', '21 Gramos' y 'Babel') que también produce y ha escrito esta historia. Ya la escribió pensando en Bardem, y no se equivocó. Tras 'Babel', que se rodó en varios idiomas y en varios países diferentes, se propuso escribir una historia que transcurriera en una sola ciudad y en su mismo idioma, y algo que no había hecho hasta ahora, una tragedia. En palabras del propio director, "haciendo una analogía musical, si 'Babel' había sido una ópera, 'Biutiful' sería un réquiem".

'Biutiful' es una historia que dura dos horas y media y a la que no sobra ni un centrímetro de metraje. No hay un plano de más, todas las imágenes aportan algo a esta historia.