MIGUEL ANTONIO HURTADO  |  Madrid, 01/12/2010

Lo de los GUADALUPE PLATA ha dejado de ser una curiosidad, de ser ese grupo revelación, simpático, extravagante y que por novedoso uno no se puede perder. Lo de la sala Nasti llena a pesar de las tempranas horas no respondía a ese perfil, sino más bien a un buen grupo de apasionados de la buena música, del blues metálico, fronterizo, que practican los jiennenses. Y es que no es casualidad que estos tres monstruos hayan sacado sus huesos al sol de Nueva York, Virginia, Austin o Pensilvania, y que vuelen de Granada a Barcelona, de Barcelona a Madrid, en menos de 48 horas para llenar salas y ser uno de los grupos más cotizados de este San Miguel Primavera Club que ha colmado de música desde el 24 al 28 de noviembre las principales salas de Madrid y Barcelona.

Sin pedales, con sus inconfundibles lutier Paco Luís y su (nunca sabremos si fue una ocurrencia o una idea) bajo-barreño zinc, las maracas como baquetas, los cencerrillos-percusión y unas letras sencillas, divertidas y sin complicaciones, los Guadalupe se entregaban a una bacanal (tras la introducción instrumental de 'Serpiente Negra' hoy sin "el cabra") de notas sureñas que comenzaba con 'I'd rather be a devil', antesala de la sesión de alto contenido instrumental que se avecinaba, 'En este cementerio', rememorando los mejores reflejos "serie B" en un impresionante Perico de Dios desbocando su estridente voz, le seguirían '500 mujeres' y sus infinitos punteos, el denso 'Pollo Podrío', la más que conocida 'Como una Serpiente' y los seis metros de collar en Valentino's que se dibujaban en las mentes de quienes escuchábamos y no podíamos olvidar Bielorrusia sin que por ello eclipsara a Carlos Jimena y sus maracas o los golpes de zapato incesantes y contundentes de Perico.

A estas alturas los parroquianos estaban ya desbordados, incluidos los alocados gemelos de Los Chicos que abanderaban la primera fila, Paco soltaba barreño y lo sustituía por un roñoso bajo curtido en mil batalla-bolos y 'Estoy roto' a escena, tan real que hasta la bandolera de la guitarra saltó por los aires. Daba igual que esta jornada de Primavera Club se estuviese desarrollando en un gélido día de otoño, los Guadalupe calentaban más que cien estufas y desparramaban su 'Veneno' demoledor antes de cebarse con unos ritmos tan agresivos como veloces en preguntar que se siente en matar a un 'Gatito' y el 'Boogie' permitía jactarse a Perico y recrearse en un slide tan siniestro como gamberro, tanto que hasta 'Jesús esta llorando' ante la demoledora batería de Jimena. Y esto estaba llegando ya a su fin, rompiendo la tarde-noche en una tan arrebatadora como precisa crudeza, tan genuina como sonora que no necesitaba de tecnicismo ni apoyos para crear distorsiones. 'Habichuelas', 'Lorena' brutal contra el ampli y 'Baby me vuelves loco' cerraban este descomunal bolo en el que éramos nosotros los que nos volvimos locos de gusto.