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The Brew | Jason Barwick | Kurtis Smith | Tim Smith
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El eje del grupo es el joven guitarrista y cantante Jason Barwick, simpático y pícaro en persona y descarado tocando.
Pocos grupos que hayan pasado por Granada dejan tan buen sabor de boca. Y no sólo aquí, que siguiéndoles por Internet el boca a boca virtual corre que vuela. Y es que los ingleses THE BREW, en directo, son inapelables. Suman y siguen: sus giras son interminables y a concierto diario, así que el crédito de público tiene números negros y ya varios ceros.
En un Planta Baja casi lleno, el trío familiar (el bajista es padre del batería), desplegó toda su sapiencia, que viene ser una excelente metabolización de la iconografía guitarrística de cuando el rock era "erreoceka" a secas, sin apellidos. En su caso los patrones son evidentes: Jimmy Page, Hendrix, Stevie Ray Vaughan, Leslie West, Paul Kossoff... un "todos en uno" espectacular si pensamos en que el guitarrista tiene 21 años recién cumplidos. En sus discos, sobre todo en el segundo, se permiten unos desvaríos que sugieren añadir a la lista a David Gilmour, pero tras 'A million dead stars', su nueva grabación, y después de su robusto directo, la cosa va de cabeza al blues-hard rock sin añadidos metafísicos ni marranos voladores que valgan.
El eje del grupo es el joven guitarrista y cantante Jason Barwick, simpático y pícaro en persona y descarado tocando, se sabe bueno y lo goza, elemento éste básico de la personalidad de cualquier "guitar-hero" que se precie. Nada despreciable es la escuela clásica y la efectividad del batería Kurtis Smith, mientras que su padre Tim Smith no pasa de ser un bajista discreto pero, eso sí, muy entregado a la causa. Así que vayamos al líder: de estampa pre-Woodstock y con muelles en las rodillas, atesora la historia de esta música entre dedos y pedales, usa el arco de violín, conoce todos los trucos del sector y todavía se le ve divertirse extrayendo demoledores riffs de sus guitarras (que curiosamente, a pesar de estar patrocinado por Gibson son más las Fender).
Abrieron, como su disco, con 'Every gig has a neighbour' quizás el tema más redondo de su repertorio, ya que tienen claras las cosas pero si les falta algo es su propia 'Escalera al cielo' que los catapulte al piso alto. Su material, resultón en disco, se convierte en incendiario en directo ya que se infla y se estira a placer: piezas como 'A smile to life...', 'Surrender It All', 'Wrong Tunes', 'Kam' o la titular 'A Million Dead Stars' están tan cargadas de referencias que suenan a ya escuchadas, pero por otro lado esa familiaridad es su banderín de enganche. Al final ya no hubo máscaras, terminaron por Led Zeppelin y un empotrado 'Voodoo Chile' a la memoria del "negrindio" de Seatlle (por cierto, cuna también de los míticos Moby Grape, cuyo guitarrista Jerry Miller es la mano derecha de Eilen Jewell). The Brew, quédense con el nombre, que en cinco años hay que verlos con prismáticos.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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