JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 05/10/2010

Dijo un viejo sabio que quien "no conoce a los originales está condenado a los sucedáneos", algo fácilmente suscribible a lo largo de la historia del rock. Sin embargo ausentes ya los primeros, y habida cuenta de la dedicación de los segundos, esto de los grupos de homenaje está llegando a unos niveles que confunde los sentidos, y más si uno (como buena parte de los presentes que llenaron la Tren) acusa ya los estragos de la edad: sin gafas, eran ellos, sí, y al alcance de la mano, como si reviviésemos las noches del UFO Club. Los PINK TONES (no confundir con los bailables Pinker Tones) son una solvente banda que repasa musical y visualmente el legado de los Floyd con una exactitud a la que se pueden poner pocos reparos (el acento o el color de algunas voces afinando mucho) y que siguen la estela de los Australian Pink Floyd, con los que han tocado hasta el mismísimo Waters y que además llevan un show tan de altos vuelos como los originales: vamos, "como dos gotas de Waters". En el caso de los madrileños el añadido escénico va adaptándose a cada escenario y así sus muñecos inflables se hinchan donde caben; la sala Tren no daba para tanto así que nos quedamos sin efectos especiales, pero sí con la música y un coherente espectáculo de luz que, por el aro central, busca las semejanzas con el que llevaban los de Cambridge más o menos cuando aquí legalizaron al PC.

La introducción de 'Sing of life' dio paso con 'Breathe' a los despertadores de 'Time', apertura gloriosa para dos horas y media de piezas del grupo, la mayoría de los setenta en adelante (uno echó de menos algo de la era Barret, pero ellos parten de esa etapa: 'La cara oculta' sonó casi entera y su cara "b" en el mismo orden para no quebrar la magia de su memoria). Que ellos prefieren a unos Floyd con Gilmour quedó claro también en el sonido, cuya mezcla potenciaba el ataque roquero de la guitarra. Y según fueron sonando las obligatorias 'Money', 'Have a cigar', 'Shine...', 'Brain Damage', 'Eclipse', etc., uno recordaba que en aquellos años estas canciones se bailaban en la discotecas, como las de Hendrix, Zeppelin, Janis, Slade, TRex... ¡cómo cambian los tiempos!. Así como en la pulcra recreación que hicieron las dos vocalistas del 'The Great Gig in The Sky', uno cayó en que P.P. Arnold (una de las musas de Waters) vive por aquí y a lo mejor... para la próxima vez.

La primera parte terminó con un monumental 'Echoes' en toda su magnitud lisérgica y ya para el final demolieron 45 minutos de 'The Wall' para pasmo (y palmeo) del personal, que, francamente se lo pasó en grande. ¿Lo próximo? Un festival de tres días de grupos-homenaje llamado 'Woodstook Tribute' para los que no estuvimos allí en su momento.