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Veranos de la Villa | Jardines de Sabatini
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José Mercé, con la simpatía y elegancia que le caracterizan, demostró por qué es uno de los grandes del flamenco actual, un grande humilde.
"¡¡¡Madrid es la Capital del Flamenco!!!", según sus palabras, y en eso iba a convertir JOSÉ MERCÉ los Jardines de Sabatini, y es que tras alabar el festival de los Veranos de la Villa y saludar cariñosamente al público madrileño que colocó el "no hay localidades" en taquilla, procedió a dar un repaso, en diez temas, por los palos más relevantes del flamenco (malagueñas, soleás, alegrías, seguiriyas, fandangos, bulerías, tarantos y tangos).
Pasado el ecuador de la gira que José Mercé comenzó el 5 de junio en Gandía y terminará el 26 de agosto en sus tierras gaditanas, el de Jerez abría el denso programa de estrellas del flamenco que pasarán por los Jardines de Sabatini. Y como estrella que lo es y se sabe, contaba con el calor de un auditorio rendido ya antes de empezar y que, si cabe, subía la temperatura de la calurosa noche.
Acompañado de su inseparable "Moraíto Chico" y su guitarra rica y compleja, con el que se sincroniza a la perfección, José Mercé, con la simpatía y elegancia que le caracterizan, demostró por qué es uno de los grandes del flamenco actual, un grande humilde, sin alardeos ni aspavientos, un grande que se basa en una tan prodigiosa como arenosa voz que cala el espíritu de los que la escuchan. Como él solo, maneja el compás de las malagueñas respaldadas con los acordes "por arriba", la solemnidad de sus soleás o las festivas y gaditanas ("vamos pa la caleta") alegrías y sus antagónicas sombrías y trágicas seguiriyas en las que maneja unos cambios tonales magistrales ('Los 7 Dolores' dieron buena cuenta de ello), así como unas bulerías a un ritmo rápido para las que se acompaña de su "particular" trío de palmeros que rematan la juerga flamenca.
Innecesario nos pareció el descanso de quince minutos en la mitad de una función que no fue tan extensa como para que lo requisiese. Y si por bulerías cerró la primera parte del espectáculo, por tarantos los retomó (clásico donde los haya: "Donde andará el capataz de la mina en que yo trabajo, / donde andará el capataz que ayer le dije en el tajo / que me subiera el jornal y si no a la mina yo no bajo") para a continuación rendir homenaje por tangos a Enrique Morente ('A la hora de la muerte').
"Fin de fiestas por bulerías", literalmente expresó José Mercé para, con palmeros incluidos, darse un baño de multitudes con cante, en la corbata del escenario, a capella y unos pasos de baile que exaltaron al fiel público que intuyendo el fin del espectáculo comenzó a solicitar su gran éxito 'Aire' ("aire necesito yo, una bombona..." bromeaba con el público José) convertido en, por aclamación popular, ¿improvisado bis? Y de "Santiago y San Miguel dos barrios muy gitanos de Jerez" haciéndose eco, arropando y sintiendo a su ciudad natal a, en un gesto sobreactuado, pasar a una despedida con agradecimientos a Madrid mientras era ovacionado incondicionalmente por todo el patio en pie a la par que cantaba "no sé por qué motivo, no sé por qué motivo esta gente de Madrid se porta así conmigo, ay, qué locura La Gran Vía, locura la mía, que te quiero como a nadie..." para desaparecer entre bambalinas al son de "Adiós con el corazón que con el alma no puedo".
Magistral José Mercé, que, curiosamente, no usó esté magnífico festival de los Veranos de la Villa, para promocionar su último trabajo recientemente sacado al mercado, 'Ruido'.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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