JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 11/08/2010

El animado panorama folk de Granada, "sin ñoñerías", como ellos dicen, tiene en los FANDILA a uno de los nombres más jóvenes y de mayor proyección, por la seriedad de su trabajo, su rigor instrumental y no pocas sorpresas, que entre medio de una canción suya puede salir hasta La Pasionaria. Especializados en la música del levante granadino se estrenaron el pasado domingo en el Orcefolk. Moncho (Ramón Rodríguez), su portavoz, comenta la actualidad del curioso grupo que tiene a Dolores Ibárruri en los coros.

- ¿"Folk jándula"?, ¿y eso qué es?

- Es una invención nuestra. Un intento de darle nombre a lo que hacemos, una música sacada de los ritmos y melodías tradicionales del sureste pero intentando no caer en un folk demasiado tópico. "Jandu" es el nombre de una niña saharaui que inspiró una de nuestras primeras canciones. Tal vez de ahí partió la idea.

- Situémonos: Música del sureste de Granada, ¿a qué zonas corresponde en el Google Earth?

- Cantamos una nana que recogimos de la sierra Mágina, y también hemos musicado letras del campo de Alcalá la Real, de Guadix, de las Alpujarras o del Altiplano granadino. Nos gusta perdernos por las sierras del sureste en busca de canciones y letras antiguas que aún nos digan algo. Para mí el sureste es una idea más que un territorio, por eso no me atrevo a ponerle unos límites concretos.

- Pero les oigo y es sureste... ¿profundo? Vamos, Magreb incluso...

- En el Magreb hay infinidad de ritmos similares a los nuestros, por eso no resulta difícil componer sobre estructuras musicales bereberes. Hay mucho de eso en Fandila. Todos hemos tocado con músicos marroquíes y estamos hechos al chaabi de la misma forma que ellos están hechos al compás de tanguillos o a la armonía de un fandango.

- ¿Qué prefiere, la labor de campo y el boca/oreja o componer lo suyo propio?

- Ambos. El boca/oreja y luego la composición a partir del trabajo de campo. Da mucho gusto rescatar una canción o una letra de los labios de un anciano y luego descubrir que la canción aún funciona, como un pajarillo moribundo que echa a volar.

- ¿Y qué se han encontrado por esos mundos de Dios?

- Gente buena que quiere que no se olvide su memoria y mucho respeto a los micrófonos. Curiosamente las grabadoras se rompen siempre en el mejor momento; se acaba la cinta, o se va la luz, o viene alguien a interrumpir la grabación. Pero algo queda. Es una labor necesaria. Se ha despreciado mucho las músicas campesinas andaluzas al margen del flamenco. Nosotros reivindicamos la calidad y el mensaje de la poesía cortijera.

- ¿Qué les llaman más la atención, las coplas en sí o la historia humana de cada una de ellas?

- Le damos mucha importancia a las letras que escogemos. Algunas son propias, pero la mayoría son populares, recogidas de cancioneros o de informantes que nos las cantaron. Hay una letrilla que dice "voy como si fuera preso, detrás camina mi sombra, delante mi pensamiento". El informante que me la cantó tenía 84 años, y no la había vuelto a cantar desde que araba en el campo con 11 años. La gente piensa que el folclore es machista, carca, aburrido, cosa de viejos. Nosotros no lo vemos así.

- Cómo les dio por esto del folk, porque por la edad que tienen tenían que estar haciendo rocanrol.

- No hay tanta diferencia. Huimos de la visión tópica del folk ñoño. Queremos hacer una música que tenga energía y ritmo. Hay mensaje, improvisación y muchas ganas. Se puede hacer distorsión con un violín y un ser punk con una mandola. Creo que la gente vincula la música folk con la música regionalista que se hacía en los setenta. Hoy en día hay grupos folk muy cañeros sonando por ahí. Zanfonas con wah-wah y cosas así.

- ¿Me equivoco o en medio de una canción suya sale La Pasionaria?

- En efecto, es la Pasionaria, cuando dice "¡pueblo de España en pie!". Una colaboradora de lujo. Disparamos samples en directo. La voz de algunos informantes, ruidos campestres y la Pasionaria, una vieja amiga nuestra.

- Con semejante nombre y la que hay liada, ¿son taurinos o antitaurinos?

- Somos muy taurinos, pero de cintura para abajo, con el permiso de María nuestra violinista.

- Lo que suena en su myspace está muy cuidado instrumentalmente, ¿explotan también los Fandila su parte museística? (Claro que compartiendo miembros con Manuel Mateo, tiene fácil el acceso a su colección).

- Compartimos con Mateo la afición por los instrumentos de siempre. Aparte de un buen amigo, Mateo es un gran defensor de la cultura tradicional y su colección de instrumentos es la envidia de cualquier músico folk. Nos gustaría tocar muchos más instrumentos en el directo, pero por razones prácticas intentamos minimizar el impacto sobre los técnicos de sonido, para que no acaben odiándonos.

- Por cierto, y dicho lo dicho, ¿un Tar sonando en Myspace no es una contradicción?

- Un tar hay que escucharlo en una cueva, o en una aldea rifeña, o en las manos de Gustavo, nuestro percusionista. La contradicción está en que tengamos que escuchar nuestra música tradicional en Internet, porque sería mucho más bonito escucharla a diario por las calles. Nunca he encontrado un informante al que le dé vergüenza cantar. Al contrario, se lían a cantar y no paran. Recuerdan que antes se cantaba para todo, en las matanzas, en la aceituna, en las bodas y hasta en los entierros. Nuestra generación en cambio creo que ve la música más como un producto de mercado. Ya no cantamos nanas. Ponemos un cd de música chill out.