JUAN JESÚS GARCÍA  |  Almuñécar (Granada), 21/07/2010

Si algo caracteriza al festival Jazz en la Costa es que, a diferencia de otras muestras veraniegas exclusivamente cosmopolitas, se reserva siempre alguna noche para la producción local, en ocasiones también propia. Así llegaron el domingo RUBEM DANTAS y Chano Domínguez, en principio como agua y aceite, cada uno por su lado, para luego, una vez con el calor del directo a temperatura de cocción, terminar juntos en plan puerta grande.

Abrió la noche Chano a piano solo, un formato que tiene muy rodado y que se le da igual de bien en el Secadero, por poner un añorado ejemplo mínimo, que en un festival como éste ante un millar y medio de personas por lo menos, ya que decir Chano en Almuñécar es comprobar que como dátiles cuelguen racimos de gente de las palmeras; pasó: él fue el responsable de que Jazz en la Costa tenga precio, ya que metió a unas cuatro mil personas para uno de sus conciertos cuando era gratis, y en previsión de problemas mayores, hubo que replegar velas. Media hora larga regaló el gaditano, siempre en ese espacio entre la fantasía monkiana y las melodías populares del lugar, sean "el torito", alegrías de la Bahía, su monumental 'Gracias a la vida' o la lorquiana 'Tarara'.

En la segunda parte Rubem desplegó a su grupo, reducido ya a octeto, para volver por tercera vez por aquí a su 'Festejo', el disco que ha tardado cuarenta y cinco años en hacer y para el que ha enredado a veintitantos amigos y colegas, incluido Chano. Rubem necesitaba un concierto como el de ayer, que aunque mejorable con un par de cientos de actuaciones más, dejara a nivel de meros ensayos con público las anteriores presentaciones. De las intenciones han pasado a los hechos, de la samba al trabajar... para conseguir la redondez del contagio con el público, que terminó de pie, aplaudiendo merecidamente al bahiano y su tropa, por fin más ejército que guerrilla.

A su lado una formación multinacional con gente de los más variopinta: desde medio Sur S.A. (el grupo del ahora famoso Toni Zenet), el sensible Irapoan Freire, el bajista de Yahléh, el eterno Owe Larsson a su escudero, el cada día más grande Dan Ben Lior, en funciones directivas también. Material humano suficiente para que 'Festejo' se redimensione, más cerca del jazz eléctrico global que diseñó Zawinul (supongo que vía Corea) que del flamenco estricto, con cambios en vertical, subidas y bajadas de primera especial, de las que dan un vértigo que sólo se cura aplaudiendo y, en general, hechura de banda grande en los tratamientos.

Tras una primera parte ('Canelo', 'Boda'...) en paquete, Dantas fue demarrando con su gente, primero con los metales y luego, sabedor del atractivo de la sanza/kalimba, propuso un delicado mano a mano, casi místico, con el de Tel Aviv. Chano fue invitado para 'El sur de tu cintura' y explicó, por si no se sabía, que en el flamenco hubo un antes y un después de la llegada de Rubem Dantas. Y para después nada mejor que 'Pan con manteca', inspirada en la tostada que un veraneante dio a una inmigrante recién rescatada de su patera hundida. Un final feliz a todos los efectos.