ARTISTAS, GRUPOS...:
Mezzoforte | Gulli Briem | Johan Asmundsson | Oskar Gudjonsson | Sebastian Studnitzki | Eythor Gunnarsson
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La actuación fue virando desde un jazz más estereotipado, con protagonismo de su último trabajo, 'Forward motion', hacia un sonido funky y vacilón.
La noche del sábado servía como colofón y despedida a la edición de este año del Festival Internacional de Jazz de Jaén "Jazz entre Olivos", y lo hacía con la presencia del combo islandés MEZZOFORTE, una banda con más de treinta años de trayectoria y más de una decena de discos a sus espaldas, curriculum suficiente como para movilizar a un público de unas quininetas personas, que aprovechando que la noche no estaba como para quedarse en casa, salieron para ver el último de los conciertos que se han celebrado en el Andrés de Vandelvira, un marco ideal para disfrutar del buen jazz que ofrecían estos veteranos que llegaban desde la isla que, en números relativos, es la tierra más fecunda musicalmente hablando.
La cosa es que para que Islandia, un país con menos de trescientos cincuenta mil habitantes, sufriera su explosión de los noventa, cuando surgieron Björk, Sigur Ròs y la Torrini, fue necesario que otros musicos allanaran el camino y mostraran formas nuevas y diferentes de hacer música y, ahí, siempre estuvieron Mezzoforte. Desde que en 1983 saltaran a la palestra con su éxito 'Garden party' han mantenido una carrera con altibajos, pero honesta y brillante, en la que han defendido su particular sonido por encima de todo. Aunque Mezzoforte son hijos de su tiempo y eso se ha mostrado en su música desde siempre, no han dejado que su sonido, muy marcado por los sintetizadores y las guitarras progresivas, se apolille y pierda frescura.
Formando como un sexteto, los de Reikiavik llegaron hasta Jaén deseando dar muestras de que ellos son una formación de sangre caliente, que sabe alentar al público y hacerlo disfrutar, como siguen disfrutando ellos de la música. Desde el principio se vió una comunión perfecta entre el baterista Gulli Briem y el bajista Johan Asmundsson, en la que eran capaces de tocar cara a cara y mirándose a los ojos; fue el primer momento estelar del set, al que se fueron sumando los solos de Oskar Gudjonsson con el saxo tenor. Su particular dominio del instrumento hacía que por momentos pareciera que estaba bailando con él. Su maestría fue secundada a la trompeta por Sebastian Studnitzki, que parecía que iba a reventar el metal en los agudos; sus aportaciones desde las teclas también fueron muy acertadas. Eythor Gunnarsson, desde el moog y el sinte, aportaba el toque personal y distintivo a todo el conjunto. La actuación fue virando desde un jazz más estereotipado, con protagonismo de su último trabajo, 'Forward motion', hacia un sonido funky y vacilón, y terminó dejandose llevar por los ritmos cálidos, con un final de concierto a ritmo de cumbia que puso en pie al Andrés de Vandelvira en pleno. No contentos con eso, volvieron para dar un bis lleno de son que servía como perfecto colofón a un Festival que se despidió diciendo "vertu blessadur".
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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