REDACCIÓN  |  Madrid, 20/05/2010

El pasado sábado se celebró en el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid la séptima edición de UNIVERSIMAD, el festival universitario por excelencia de la capital española. Fueron doce horas de música, con entrada gratis, para la festividad de San Isidro, en las que la variedad fue el aspecto más destacable y destacado.

Abrieron el festival los psicodélicos catalanes Stay y el fantástico grupo malagueño Tom Cary, sin dudas una de las propuestas más interesantes de cuantas han surgido de Andalucía en los últimos años. Su rock que escapa de encasillamientos dio paso a uno de los platos fuertes de la mañana, La Habitación Roja, quienes demostraron que su directo sigue ganando enteros conforme el grupo gana en madurez. Tras ellos, unos impecables, como de costumbre, The Right Ons cerraron la primera parte del festival, en el que se intercaló la final de la 32ª edición de los Premios Rock Villa de Madrid.

Entre el rock de Apnea, la brutalidad andaluza de Bolu2 Death, el preciosismo de Sweet Oblivion, los muros eléctricos de Chicomalo y la ingenuidad de Naive, el nutrido jurado del concurso resolvió entregar el primer premio -un talón de seis mil euros- a estos últimos. Los cordobeses Chicomalo quedaron en segundo lugar -3.000 euros-, además de llevarse el Premio Gibson al mejor guitarrista -David Salas- y al grupo seleccionado por AIE para participar en la siguiente fase del circuito Artistas en Ruta.

A partir de la cinco, las mujeres tomaron el protagonismo total con una serie de propuestas donde se arriesgó por la calidad musical sobre el denominador común de lo festivo. Los guadalajareños Idealipsticks, desgranando su poderoso rock de trazos pop y ecos de punk, dieron inicio a la tercera fase del festival, que continuó con la rapera gallega de origen uruguayo Wöyza y siguió con el rock descarado de Lula, el grupo que lidera Patricia Escoin.

La personal voz de Miren Iza al frente de Tulsa y su reinterpretación de la música de raíz norteamericana precedió a uno de los momentos más esperados del festival: Ana Curra, la musa punk de la movida madrileña que participó en los ochenta en proyectos como Pegamoides, Seres Vacíos y Parálisis Permanente, volvía a los escenarios madrileños acompañada de Digital 21.

Entrando en la oscuridad de la noche salió al escenario Najwa (en la foto), cuyo concierto derrochó belleza y sensibilidad y una dulzura no exenta de toque morboso y canalla.

Y llegó el cierre con la granadina Amparo Sánchez, que, ya avanzada la fría noche del sábado, trajo al escenario del Universimad las canciones de su 'Tucson-Habana', acompañada de una espectacular banda que se mueve a la perfección entre las músicas cubanas y las del sur de los Estados Unidos.