ALFONSO SÁENZ  |  Madrid, 10/05/2010

Las pequeñas lámparas y las flores de colores adornaban el escenario de la sala Sol. El esmero con el que todo estaba dispuesto hacía pensar que alguien había puesto mucho empeño en que todo quedara perfecto. Casi daban ganas de pasar a tomar el té, de no ser por los incontables cachivaches que invadían las tablas. Está claro que para HOLA A TODO EL MUNDO los detalles son importantes. En sus actuaciones necesitan sentirse como en casa y así se lo mostraron los cientos de personas que llenaban la madrileña sala.

Los cinco miembros de HATEM salieron con una sonrisa en el rostro, era una sonrisa contagiosa y agradable que poco a poco se apoderó de todos los asistentes. Presentaban su disco homónimo aquella noche y lo hicieron de la mejor manera: en familia. Y es que ésa es precisamente la imagen que dan, la imagen de una familia unida que adora lo que hace y disfruta de cada momento. El folk-indie campestre de la agrupación madrileña es sencillamente delicioso. Sus estribillos van por el camino adecuado para convertirse en himnos. La versatilidad de sus integrantes queda patente en la alegría con la que cambian de instrumento. En su particular carrusel instrumental hicieron sonar una batería, un bajo, un banjo,  una guitarra, un teclado, un violín, un acordeón, panderetas, cascabeles, crótalos y toda clase de artilugios cuyo nombre desconozco. Cuando suenan todos son capaces de transportar al que los escucha hasta un lugar alejado del asfalto, donde lo primigenio se funde con el folklore y donde el piar de las aves acompaña a la banda como un instrumento más. Quizá por esto, el sonido de HATEM en la sala Sol me resultó extraño y un tanto confuso, como fuera de lugar entre tanto amplificador y tanto cable. Pese a ello, todos pudimos disfrutar de unas canciones bien interpretadas y mejor compuestas que se agotaron en poco más de una hora, dejándonos a todos con la miel en los labios.

Hola a todo el mundo es una banda que no va a pasar desapercibida. Está en pleno ascenso y no creo que se detenga ahora que tiene la meta tan cerca. Su música es accesible, pura y honesta. Da gusto escuchar sus canciones y es fantástico acudir a sus directos. La gente conoce sus temas y los corea. Quizás un prado verde fuera el sitio más adecuado para escucharlos, pero mientras continúen actuando en la ciudad yo seguiré acudiendo, naturalmente.