JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 01/02/2020

Ana Fabiola López es ANNI B SWEET, malagueña de cuna y granadina adoptiva. El agua de Granada ha cambiado completamente su forma de entender la música, y así el pop y acústico casi folk de sus primeras canciones ha sufrido una metamorfosis de colorido con calidoscópicos resultados, también cantados ahora en el idioma de Cervantes. Con 'Universo por estrenar' Anni ha desplegado unas vistosas alas y vuela en espirales sin que entre tanto vestuario las canciones hayan perdido su sensibilidad, como prueba la preciosa 'El futuro'. La vimos hace unas semanas haciendo un cameo en el concierto de Coque Malla y ahora tiene todo el escenario de la Industrial Copera para ella sola.

- "Granada me ha dado mucho", dice en una entrevista... ¿Entramos en detalles?

- Me ha dado muchas cosas, algunas fáciles de nombrar y otras más complejas. Me ha dado la oportunidad de renovarme y coger más fuerzas para plasmar en la música lo que siento de una forma más libre. Granada tiene muchas historias de música y de arte, todas muy inspiradoras. Aquí he aprendido a escuchar, a sentir y observar con más atención. Y, por supuesto, la escena musical de esta ciudad es muy rica y muy estimulante. Estar rodeada de músicos que admiro me ha servido de mucho para crecer y aprender.

- Me llama la atención que este disco está muy producido a diferencia de todos los anteriores... ¿Por qué ha decidido complicarse tanto la vida?

- Siempre me he complicado mucho a la hora de grabar un nuevo álbum, pero este a la hora de imaginármelo era mucho más complejo por estructura, sonido, arreglos... 'Universo Por Estrenar' tiene mucho más de mí que otros discos, aquí experimenté sin miedos, sin pensar en nada más que en lo que sentía y quería hacer; mi objetivo era plasmar de la forma más real posible todo eso que sonaba en mi cabeza, sin miedos ni prejuicios. Siendo consciente de que es el disco que quizá tenga más detalles, es con el que más me he liberado y me he dejado llevar hasta ahora, y esto hace que el proceso no lo sienta como algo complejo sino como un viaje muy enriquecedor.

- Obviamente cantado en castellano....

- Soy de pensar que hay que probar todo aquello que te atrae, el castellano me atraía mucho, llevaba tiempo pensando en él pero no tenía claro cómo quería vestirlo hasta que me puse a escribir y componer los temas. Cuando me puse con ello entré en un estado de inspiración muy bonito que hacía tiempo que no sentía donde el español jugaba un papel muy estimulante. Me queda mucho por aprender aún, esto solo acaba de empezar.

- Y con una imagen que ni en el Fillmore de San Francisco...

- (Carcajada) ¡Muchas gracias! Va por días y etapas, según me pille. Me gusta darle importancia a la imagen y al arte del disco siempre y cuando todo lo demás, musicalmente hablando, esté solucionado y sonando como debe. Si eso está cuidado, una buena imagen siempre suma y ayuda a entender aún más el concepto a otros niveles.

- James Bagshaw. ¿Por qué él?

- Acabé de grabar las demos con mucho detalle en el sótano de mi casa, en Granada, me disponía a grabar el disco yo, sin contar con mucha ayuda hasta que me di cuenta de que ya había dado el máximo, que había pasado muchas horas y muchos días exprimiéndome la cabeza y el corazón y que mi conocimiento no era el suficiente para grabar un buen sonido de batería o de bajo. Ahí comencé a pensar en posibilidades apuntando a lo que yo creía que era poco viable o realista. El primero que me vino en mente fue el sonido de Temples, ese espacio que se crea en sus canciones que suenan con mucha vida y abiertas me encantaba, busqué el culpable de esto y era el mismo cantante, guitarrista y compositor de la banda, James Bagshaw, contacté con él, me pidió las demos y su respuesta fue tan positiva que me dio la suficiente seguridad como para irme a grabar a su estudio.

- Puesta ya en plan astral, ¿se ha encontrado con Antonio Arias por allí arriba?

- ¡Sí, mucho! Me alucina todo su arte, me ha inspirado mucho a la hora de pensar en la ciencia del cosmos y la música con que lo envuelve. Ha estado muy presente en este disco y para mí es un gran referente del que he aprendido mucho y seguiré haciéndolo.

- Javier, Noni... ¿Cómo ha influido la cercanía con los Lori Meyers en el desarrollo del concepto del disco?

- Javier Doria se encargó de la mezcla. Es una maravilla tener a gente tan talentosa cerca y que te ayuden a conseguir lo que quieres. Noni ha estado ahí viendo cómo las canciones iban cogiendo forma, ha sido un gran consejero y ha aportado mucho a nivel personal y musical, hay guitarras que grabó Noni en las demos que quedaron en el disco porque tenían mucha magia. Soy una gran fan de los Lori Meyers, son únicos y han sido otro gran referente para mí a la hora de inspirarme para este álbum. Es toda una suerte tenerlos tan cerca.

- Si algo llama la atención de esas canciones es el "muro de sonido" que la sustenta... Cuente, cuente...

- El sonido para mí sigue siendo un misterio fantástico. La forma en la que yo lo siento es muy intuitivo, aún no soy capaz de explicarlo con palabras técnicas. Yo quería que este disco tuviese espacio y en ese espacio que no hubiese limpieza cristalina sino grano y calidez. Esto puede sonar extraño pero no lo es, lo que venía a decir es que no quería que el disco fuese frío y distante, quería algo más vivo y que modulase. Se usaron sonidos e instrumentos vintage en su mayoría pero con un tratamiento más moderno y a veces a la inversa. Hay mucho detalle y muy cuidado. Algo que a veces pasamos por alto y que es muy importante en el resultado del sonido del disco es la mezcla. Aquí hubo un gran trabajo de Javier Doria para resaltar el carácter de todo aquello que se había grabado y que tuviese ese espacio que tanto quería. Ese muro de sonido es el trabajo de un equipo pequeño de personas pero que remaban todos hacia la misma dirección con mucho cariño y trabajo.

- En el homenaje a Antonio Vega cantó 'Se dejaba llevar', que casi parece el argumento de este disco...

- No lo había pensado pero es así, me he dejado llevar y lo he disfrutado mucho. Creo que "dejarse llevar" a la hora de hacer arte siempre es una buena opción y según en qué etapa de la vida te pille el momento de creación te puede llevar por lugares muy diferentes y nuevos, terrenos no explorados.

- El problema de la libertad sonora absoluta es que se va cogiendo altura... ¡y luego hay que volver a tierra para poder tocarlo!

- (Carcajada) ¡Eso es mejor pensarlo cuando ya tengas el disco grabado! Si no, no hay quien se atreva a nada. Caí en el directo de este disco conforme iba acabando las demos. Recuerdo pensar en lo complicado que iba a ser tocarlo en directo por tener tantos cambios no solo en arreglos sino en la voz. En lo que no caí fue que como el disco nunca se llegó a tocar con banda a la hora de grabarlo, ya que la banda fuimos prácticamente los mismos que grabamos el disco, no imaginé que a la hora de tocarlo con una banda las canciones cogerían otro cuerpo y vida, siendo los mismos temas, con sus arreglos y efectos. Las canciones han cogido una dimensión muy real, así lo siento yo.

- ¿Ha contemplado para compensar una lectura eminentemente acústica, de las de antes, a voz y seis cuerdas?

- Se me ha pasado por la cabeza alguna vez, me encantaría, creo que sería un ejercicio muy bonito. A veces vamos en trío acústico con Julia tocando percusión, Víctor con el teclado y yo a la guitarra y voz y los temas cuentan las historias de otra forma más desnuda y calmada pero que disfruto mucho también.

- Y tras esta refundación, ¿qué?

- Sinceramente, no sé, aún tengo muy reciente la salida de este disco. Me he prometido intentar disfrutar lo que está pasando ahora y tener la mente y el cuerpo aquí y ahora. Es complicado porque la misma emoción que me da tocar en los directos me lleva a pensar en las ganas de grabar nuevas canciones y a imaginarlas, pero de momento hay una larga gira por delante y entre concierto y concierto muchos ratos de creación, eso siempre.