REDACCIÓN  |  Madrid, 14/04/2019

A sus 90 años, SHEILA JORDAN es el archivo vivo de un arte jazzístico del que ella fue testigo y protagonista. Hace 16 años, Sheila Jordan visitó por vez primera Madrid. Volver hacia el clasicismo con la opción de temario ofrecida entonces, fue una dirección rompedora. Y la operación se repitió aún un año después, si bien, escenificada en uno de esos lugares tan de moda entonces, donde se comía y cenaba, quedó algo deslucida.

Desde entonces ha repetido visitas fugaces a España (el pasado mes de noviembre actuó en el Festival de Jazz de Madrid) y ahora regresa la gran dama al escenario de club con el objetivo de volver a seducir en las distancias cortas. El reto es sencillo de acometer, teniendo en cuenta que Lady Jordan fue la voz blanca de los boppers de Detroit. Jordan conoció al bajo Charles Mingus y al batería Max Roach. Mingus le presentó al pianista Lennie Tristano, y estudió con él durante tres años. Él la ayudó a mejorar su fraseo escuchando a Parker y Lester Young tocar sus solos. También inculcó en Jordan la importancia de seguir el propio camino en la vida. Salía con regularidad con Charlie Parker, yendo a sus conciertos y, a menudo, "Bird" la presentaba como "la cantante con un oído de un millón de dólares".

Al principio de los años 60, Sheila Jordan realiza sus primeros discos, como 'The Outer View' con George Russell que contiene una versión célebre de 'You Are My Sunshine'. Participa en el grupo del trombonista Roswell Rudd, canta a dúo con Jeanne Lee y contribuye a la ópera jazz 'Escalator over the Hill' de Carla Bley.

En los 70s comienza a trabajar en varios clubes de jazz de Nueva York como el Birdland, el Village Vanguard y el Blue Note. Jordan ha dirigido los talleres de jazz, a partir de 1978, en el City College de Nueva York, se ha ocupado con Jay Clayton de los programas del festival de la Universidad de Massachusetts y ha dado cursos en la Universidad Stanford. Judi Silvano y Sabine Kühlich han sido algunas de sus alumnas.

Hoy no es solo una bopper; es una jazzista de todos los tiempos. Cuenta para ello con unos poderes que siguen estando en la dicción, la persuasión y la sabia opción melódica en cada instante. Esto sí que es cumplir la vieja máxima de instruir deleitando muy cerca, al oído.

Estará acompañada en estos dos conciertos por Jose Carra al piano y por Bori Albero al contrabajo.