JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 04/04/2019

ELEMENTO DESERTO es el siguiente paso común de los guitarristas Antonio Travé "El Oso De Benalúa" y Tony Molina, dos músicos que parecen almas gemelas desde hace ya una década en la que llevan enredándose entre marcas y conciertos, solos o acompañados. En el verano de 2015, se les unieron Dani Levy (Los Grandes) al bajo y Antonio Pelomono (Pelo Mono, Los Harakiri) a la batería, ampliando así la formación a un cuarteto eléctrico, ya estable tras el regreso definitivo de Molina de Holanda después de finalizar sus estudios superiores de guitarra en Amsterdam ¡y ser nombrado "mejor guitarrista joven de Holanda" aquel año! 'Los Montes en llamas' es su segunda referencia y la estrenan en el Planta Baja hoy jueves.

- A ver, leo dos cosas que han dicho de ustedes, una que hacen "psicodelia costumbrista", ¿y eso qué es?

- Es el cariz que están tomando últimamente nuestras canciones, en especial las letras. Tampoco es nada nuevo, lo hacían los Kinks, o más cercanamente Grupo de Expertos Solynieve. En nuestro caso, acabar ahí ha sido un proceso natural de tirar de la cuerda. Por ejemplo, si al principio nos interesábamos por los argumentos de las películas de spaghetti western, luego nos inspirábamos en los parajes accitanos donde se rodaban, y al final acabamos hablando de los chavales de Charches de los años setenta que iban al set de rodaje a recoger cascos de botella y a cazar alacranes, y de sus madres y los santos a los que rezaban.

- Y que son como "un chirimoyo ácido en un oasis tras tres días de sed", ¿mande?

- (Risas) Eso es parte de una "biografía" un poco surrealista que tenemos en nuestra página de Facebook. Una travesía por el desierto sin nada más que arena para llevarse a la boca y que finalmente lo único que encuentres sea un chirimoyo pasado. Más o menos define nuestra música.

- ¿Qué han heredado Elemento Deserto de Chicken Congress y Araappaloosa?

- De Chicken Congress, la raíz de blues, además de un par de canciones que ya tocábamos pero no llegamos a grabar. De Araappaloosa, algunas armonías e influencias que "El Oso" aporta.

- Estos temas en directo... dan pie a una genuina Jam band...

- Es parte del rollo del grupo desde que se convirtió en un cuarteto eléctrico. Al hacer los temas, nos gusta que algunos sean elásticos para alargarlos con partes de improvisación en directo. Tampoco todos, que se hace pesado.

- Trabajar en una fundición, ¿da un plus de metal al grupo?

- No sé si de metal, pero es otra fuente inagotable de inspiración. Crisoles, marros enormes, óxido... es un buen imaginario, tiene algo de lorquiano. También tiene su lado negativo, el pobre Oso llega a veces a ensayar medio sordo y con una pátina verdosa.

- ¿Qué fue del proyecto Látigo Negro?

- Creo que se quedó en eso, en un proyecto. Espero que lo retomen algún día, ese grupo no puede sonar más que a gloria.

- Era un mix con Guadalupe Plata, pero en paquete de ambos grupos debe ser la bomba...

- Para nosotros sería increíble. Son un faro a seguir. Su último disco me ha volado la cabeza.

- Van introduciendo letras en castellano, ¿cada vez más?

- Sí, este es un disco bilingüe de transición, probablemente el próximo ya sea todo en la lengua de Cervantes.

- ¿Qué hace un grupo de Granada publicando en un sello austriaco?

- Le enviamos la propuesta a muchos sellos, de más cerca y más lejos, y fue el único que se interesó. Ahora creo que hemos tenido mucha suerte con Mai Lei Bel. Vlado, el que lleva el sello, es un melómano romántico que tiene claro que ni él ni nosotros nos vamos a hacer ricos, solo quiere que la música que saca vaya presentada de la mejor manera posible.

- Y a los holandeses y austriacos cómo les explican quién es el "camión del tapicero" amigo que ha llegado a la localidad...

- Eso no se puede explicar, hay que verlo para creerlo (risas).

- En directo, ¿habrá invitados?

- Por ahora no está en los planes, bastante tenemos con ponernos de acuerdo entre nosotros cuatro.