JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 02/10/2018

Anunciar que ATERCIOPELADOS actúan en Granada es una gratísima noticia que dar (sala Aliatar, 5 octubre, 21:30h) puesto que los colombianos son una de las formaciones más deslumbrantes que se pueden escuchar ahora mismo. Después de 10 años de no pisar colectivamente un estudio, la agrupación de Bogotá está de regreso con 'Claroscura', su octavo álbum. Héctor Buitrago y Andrea Echeverri han vuelto con la radiante energía, la vitalidad arrolladora y el compromiso que los caracteriza. No se los pierdan, no son de este mundo.

- Nuevamente en España, nuevamente en Granada... ¿tanto nos queremos que casi no fallan en ninguna gira?

- Amamos Granada, amamos Andalucía y ese modo sureño relajado, como de costa, como con el vaivén de las olas adentro. Amamos a Los Planetas. Tiene que ver con el promotor y fundador del Espárrago Rock, donde tocamos varias veces, y con quien hemos madurado una relación larga y profunda. Así que tocar en Sevilla, Granada, Cádiz, Alcalá la Real y territorios aledaños es felicidad y construcción, tejidos de lazos sónicos, de carretera y de corazón.

- Desde los USA a Usuhaia, desde Bogotá a Granada, ¿cada país, cada público es un mundo?

- Al principio de nuestra carrera hicimos una extensa gira como teloneros de Héroes del Silencio y recuerdo que Enrique decía "mi patria es el escenario". Sin duda cada lugar tiene su sabor, cada público tiene su volumen, su reacción, y parte de lo lúdico de esta profesión es disfrutar esa diversidad, pasear, degustar, pero también está la parte interior: tu música, tus canciones, tu instrumento, tu voz, y el cómo esta crece, envejece, madura y se fortalece, y cómo la defiendes a lo largo del camino.

- Al cabo de los mucho años, ¿qué relación tienen con el público?

- Depende del día en que me lo preguntes. Hay sin duda una peligrosa adicción a los aplausos, un profundo amor por quien te acompaña, pero también hay unos límites, un fortalecimiento de la individualidad, una defensa del espacio propio... En el escenario yo me debato entre cerrar los ojos y cabalgar las notas y abrir los ojos, mirar a cada uno de los presentes, entablar comunicación... Supongo que es un poco de ambos. Es gozar cuando el lugar está lleno y se saben tus canciones, y resistir con honor cuando está vacío y frío...

- ¿Y con ustedes mismos? ¿Hay canciones que evitarán tocar a estas alturas?

- Hemos tenido procesos de reconciliación con las canciones clásicas. Por momentos te aburres de ellas, te sientes encasillado y obligado a cantarlas, pero con el 'Reluciente, rechinante y aterciopelado', y toda la gira que lo acompañó, hubo una mirada al pasado llena de orgullo y conciencia de que esas canciones significan algo importante para muchos, y eso hizo que cantarlas otra vez fuera lindo, incluso revitalizante en los casos de canciones más punkeras, como que esa energía te rejuvenecía.

- Hace poco tocaba en Granada el dúo bonaerense DYM de "trip hop andino"... con bases electrónicas e instrumentos tradicionales mapuches. ¿En tiempos de uniformidad global en la conexión con la tierra está la tabla de salvación?

- Creo que cada uno encuentra su tabla de salvación, para mí es la música sin duda, e incluso la crisis, el hoyo negro, si lo abordas creativamente, pueden evitar el desastre... Aunque esta vida es un poco un inminente desastre, en todo caso la conexión con la naturaleza sana, permite ver con más claridad, aleja del afán e ilumina.

- Algo que ustedes practican desde siempre... incluso en la exposición de colorido con que siempre se acompañan...

- Pero mientras pueda tarareo esta música ligera... dice la canción 'Vieja' del disco 'Claroscura'. Debo empezar a mencionar la dualidad, las diferencias entre Héctor y yo, los contrastes de este disco, un poco volcán en erupción, un poco calma chicha, un poco vuelo de chamán en colibrí, un poco aullido de loba, lamento de mujer, y toda la gama de grises de sus canciones y sus integrantes. Héctor hablaría de la tierra, de lo ancestral, de la meditación, del vegetarianismo, y yo de que me vuelvo vieja y lo detesto, aunque la explosión de color, sin duda, me acompañará hasta la muerte.

- La alegría de vivir que caracteriza sus canciones... ¿con la edad se ha vuelto más urgente?

- En 'Clarosucra' hay alegría, pero también hay desesperación, dolor... era lo que te mencionaba del contraste, por eso se llama así.

- En Europa la música mayormente ha renunciado a ser una plataforma de reivindicaciones sociales, ecológicas o vitales... Ustedes, al contrario, no pierden oportunidad para remover conciencias personales o colectivas. ¿La música realmente puede cambiar un mundo o a una persona?

- Puede hacer cambiar, sin duda contagia y esparce una energía. Sin duda al tiempo esta sociedad destructora, consumista, superficial e hipersexualizada convive con otra sociedad en construcción sintonizada con el respeto, la conservación, y el amor... La música y sus mensajes también van en ciclos, ahora está alejado de lo popular esto de cantar pidiendo reivindicaciones, aunque siempre hay manera de hacerlo...

- En cualquier caso cantan sus facultades medicinales...

- Hay magia, blanca, gris y arcoírica... y hay desesperación, artivismo (activismo y arte) y canción.

- Exactamente, oigo en 'Tu amor es' y miro a mi perro a los ojos... ¡y lo clavan!...

- Hermosa canción.... ese coro de espiritual, en esta sociedad sexual es un éxtasis, y la propuesta sonora es casi ficción, sin duda va más allá, experimenta, llega a un lugar donde no habíamos estado.

- Hace un montón de años que no grababan. ¿Cómo marcan sus tiempos?

- En 2008 hicimos 'Río', luego nos separamos y cada uno hizo discos solistas-Héctor con 'Conector', yo con 'Ruiseñora'. Luego en el 2014 nos juntamos para los 20 años de Rock al Parque (un festival emblemático de Bogotá), a eso siguió el 'Rechinanate' que fue un dvd en vivo de clásicos con el que giramos extensamente, y orgánicamente así llegamos a 'Claroscura'.

- En estos tiempos con más cirujanos plásticos que filósofos, 'Mis piernas' (o 'Vieja') ¡es una declaración absoluta de intenciones...!

- Es un ejercicio de defensa personal, como kung fu musical.

- En este disco hay ritmos, normalmente asociados a otros mensajes diametralmente opuestos a los suyos, ¿les gusta romper estereotipos?

- Nos gusta experimentar, sorprender y ser honestos con lo que estamos sintiendo.

- Por ejemplo, ¿el reguetón podría transportar un himno feminista como 'Despierta mujer'?

- Esa es una idea que ya ha rondado por aquí... En 'Ruiseñora' ya hice 'Métetelo', que era como un reguetón/antireguetón. 'Despierta Mujer' es champeta. También en 'Ayombe' hay un juego interesante: es una canción en contra del maltrato intrafamiliar, con elementos urbanos y con vallenato, ambos géneros machistas por excelencia, y en un momento culmen, Jorge Celedón dice "hoy agacho la cabeza ante la grandeza de la mujer", ¡como que todos los hombres, y los géneros machistas nos pidieran perdón! Lo máximo.

- ¿Cómo van a ser sus conciertos españoles? ¿Guardarropía de seta surrealista o el tradicional brillante colorido indígena?

- Tenemos degradés claroscúricos, el concepto estético que se maneja en el arte del disco lo hemos bautizado surrealismo mágico, mezcla del realismo mágico de don Gabriel, con el surrealismo de Dalí y Magritte. Setas habrá, y un poco de 'Alicia en el país de las maravillas', chamanismo también, todo con las restricciones de equipaje en los muy costosos vuelos intercontinentales.