VALLE  |  Madrid, 17/08/2018

No me extraña que Frank Sinatra, durante mucho tiempo, le tuviera manía a España e incluso jurara "no volver a este jodido país" porque cuando lo hacía le pasaba de todo. Infidelidades de su gran amor Ava Gadner (el animal más bello del mundo) con toreros, detenciones, multas, conciertos mal organizados... Tras muchos intentos fallidos, en Barcelona llevaban más de 40 años esperando que regresara "La Voz" hasta que, en 1992, ofreció su gira de retirada y la capital catalana fue uno de los destinos escogidos. Aquel concierto fue uno de los mejores de Sinatra y, por fin, se reconcilió con nuestro país. Sin embargo, me cuenta mi amiga Tata Gavilán, experta Sabinera, que hubo dos cantantes ilustres entre el público que no llegaron a terminar de escuchar ni la primera canción. Joaquín Sabina y su gran amigo, recientemente fallecido, Javier Krahe no tenían una especial predilección por Sinatra pero, aunque por la gran repercusión del histórico recital les costó mucho conseguir las entradas, era un mito al que había que ver. El caso es que cuando el cantante de Nueva Jersey pisó el escenario con aquel impecable chorro de voz, Joaquín miró a Krahe y le dijo: "vámonos, este tío sabe cantar, esto no tiene ningún mérito". Y, seguidamente, acabaron de borrachera por la Barceloneta. Creo que este chascarrillo resume la personalidad del genio Joaquín Sabina y sí, ya lo sé. Sé que muchos de mis amigos me acusáis de que, en mis crónicas, me voy siempre por los cerros de Úbeda. Yo les digo que no. Que son vivencias o anécdotas relacionadas con lo que esa música me hace sentir. No obstante, hoy les voy a dar la razón porque, al igual que le pasó a Sinatra con España, Joaquín Sabina vivió una relación de amor-odio con su ciudad natal Úbeda, "la Florencia de la Alta Andalucía". Un desamor que, en realidad, siempre fue un gran amor en el que parecía que nunca se ponían de acuerdo. "El flaco de Úbeda" y su ciudad parecían los dos protagonistas de una canción de Sabina pero, con el tiempo, mientras que uno se calmaba y la otra se maquillaba, mientras que uno envejecía y la otra rejuvenecía, mientras que uno la añoraba y la otra le esperaba... al final, se encontraron. Se encontraron y, el año pasado, se casaron en el acto de nombramiento de Hijo Predilecto de Úbeda a Joaquín Sabina donde las palabras del cantautor emocionaron. Antes de eso, este hermoso reencuentro empezó a dar sus frutos gracias al colectivo ubetense y sabinista Peor para el Sol que organiza desde hace 5 años las jornadas 'Sabina por aquí' en las que destaca el certamen concurso de cantautores con un premio para cada uno de los dos ganadores de mil euros y, sobre todo, de la grabación de un EP en la casa-estudio de Joaquín Sabina. Los premiados de la edición del año pasado han estado esta semana grabando estos discos y, antes de despedirse de Madrid, nos ofrecieron un gran concierto acústico el miércoles 15 de agosto en la histórica sala El Rincón del Arte Nuevo.

MADEMOISELLE DELIRIO (ganadores del premio del jurado) fueron los primeros en actuar. Con aires de Blues, cuidada imagen bohemia, intensas letras y atractivas voces, este dúo nos seducía en cada una de sus melodías con canciones recomendables para todo tipo de personas. Canciones que unen sentimientos y traspasan sensibilidades. Víctor Belmonte (voz, guitarra rítmica y armónica) y Humber Cavada (guitarra solista y coros) nos introdujeron en su universo creativo, nos cautivaron y nos dieron suficientes motivos para ser un grupo a tener en cuenta este año y los próximos. Interpretaron temas como 'Jack', 'Por encima de todas las cosas', la romántica 'Contigo' (muy bien cantada por Humber), 'Sin un te amo como a mí' y con pegadizo estribillo quisieron acabar con 'Filomena' pero el selecto público de la sala no les dejó marchar sin un "bis" en el que estrenaron 'Aedo' con José Ignacio Ophir (responsable de la percusión del dúo) que subió para tocar el cajón.

Después les llegó el turno a los ganadores del premio del público CARLITOS HOJAS Y LOS BETABELES. El carismático y magnético Carlos Fernández Moreno a la voz y guitarra rítmica subió junto a los hermanos Escudero Martín, Juan Carlos a la percusión y Diego a la guitarra solista y a todos los instrumentos que le eches. También subió Mike Redondo (bajista del grupo Atomic Lemons) que se ha encargado de la grabación de las líneas de bajo en la casa de Sabina. Carlos, entre canción y canción, conseguía arrancarnos unas risas y también nos sensibilizaba y nos emocionaba con un tema como 'Los Extraños' en el que habla de la homofobia que él mismo ha tenido que sufrir. Junto a la mencionada 'Los Extraños', nos deleitó su indie pop de autor con las exquisitas letras y brillantes melodías de 'Error verbal', 'Diamantino', 'Tu constelación', 'Tanto', mi preferida 'Lamento de Cristal', la balada 'Los Espasmos' con la original percusión de una máquina de escribir, 'Culpable' y la genial 'Bien acompañado'. Los unánimes y masivos aplausos del respetable les obligaron a volver a subir para interpretarnos 'Artes Rotos' que protesta contra la mala política desarrollada en Linares donde parecen cargarse cualquier movimiento artístico.

Muchísimo talento desplegado la noche del 15 de agosto en la madrileña sala El Rincón del Arte Nuevo y en definitiva, tanto Mademoiselle Delirio como Carlitos Hojas y los Betabeles ahora son, como ganadores del concurso de cantautores 2017, los privilegiados y orgullosos hijos del matrimonio reconciliado entre Sabina y Úbeda gracias al colectivo Peor para el sol que, del 31 de agosto al 15 de septiembre, volverá a organizar las ya quintas jornadas 'Sabina por aquí' en las que habrá de todo (conciertos, exposiciones, poesía, tertulias) y que, además del V concurso de cantautores con La M.O.D.A. como invitados el 8 de septiembre, se abrirán, por haber sido los ganadores del año pasado, con otro maravilloso recital de Mademoiselle Delirio y Carlitos Hojas y los Betabeles el 31 de agosto en el hermoso marco del Palacio Anguís de Medinilla.

Mira, otra fantástica ocasión para que, como el capitán Álvar Fáñez y un servidor en esta crónica, os vayáis por los cerros de Úbeda.