VALLE  |  Bilbao, 20/07/2018

Supongo que muchos de vosotros ya estaréis disfrutando de vuestras merecidas vacaciones en la playa, en el pueblo o en la montaña y, aunque han surgido muchas polémicas con el llamado turismo espacial, pienso que, al final, también acabará siendo una posibilidad vacacional y, seguramente, vuestros tataranietos le dirán a su familia: "¿Qué os apetece este verano? ¿Playa, pueblo, montaña o espacio exterior?". La verdad es que antes no creía que el turismo espacial pudiera tener éxito porque pensaba que las sensaciones que uno puede tener allí, serían las mismas que las que se tienen mirando un cielo estrellado en mitad del campo o en la orilla de una playa solitaria durante un atardecer. O sea, la típica sensación de sentirse diminuto como una hormiguita y de saber que, en realidad, nuestra existencia no consta ni importa ante tan gigantesco y misterioso universo. Pero no, estaba equivocado. Resulta que muchos astronautas perciben exactamente lo contrario y, cuando están en el espacio, sufren un síndrome que se ha llamado "efecto de visión general". El "efecto de visión general" les produce una euforia y un éxtasis envuelto en una enorme capa de paz que describen como la auténtica felicidad. Se sienten como en el paraíso y, de repente, toman conciencia de lo interconectados e integrados que estamos en el universo, de lo importantes que somos cada uno de nosotros porque cada una de nuestras moléculas se formó en antiguas estrellas que, al morir, esparcieron sus cenizas por el espacio y, por tanto, nuestra identidad está íntimamente relacionada con todo. Estoy seguro de que si fuéramos conscientes de esto, todos nuestros problemas del día a día se banalizarían hasta desaparecer. Pero lo siento, no puedo mandaros al espacio este verano. Sin embargo, aunque solo sea durante un rato, creo que puedo hacer que olvidéis vuestros problemas.

THE TÍMPANOS es un grupo descarado, divertido y muy variado que mezcla estilos sesenteros y setenteros, como el rock and roll y el punk británico, con historias llenas de humor y contagiosas melodías que sorprenden en el estribillo. Ellos refrescarán vuestras tardes estivales y, por un momento, os harán olvidar las dificultades y contrariedades cotidianas. Aunque creo que estos bilbaínos aún no han viajado al espacio, se palpa entre ellos una conexión en la que se vislumbra que el aporte de cada uno de los componentes es importante. Además, se les nota muy buena química y que disfrutan con lo que hacen por lo que el resultado es que, a pesar de ser un grupo nada experimental que toca estilos clásicos y que no busca la innovación, gracias a esa mezcla heterogénea, a esa complicidad y a ese entusiasmo, suena original.

The Tímpanos, recientemente, ha sacado su primer EP 'Rock and Roll my beer' y ahora en verano, conscientes de su frescura, lo están promocionando. Se trata de 7 jugosas canciones escritas en tres idiomas (inglés, castellano y euskera) y muy diferentes unas de otras en las que encontraréis fórmulas musicales que no fallan para escucharlas con amigos y, por supuesto, cerveza fría, ritmos bailables, melodías cantables y motivos para sonreír.

No os voy a desvelar lo que le ocurre a la osada secretaria del '1, 2, 3' que desobedece al poderoso Chicho Ibáñez Serrador ni al hijo bastardo de Sid Vicious y la novia del batería de los Who al que abandonaron en un bus. Para saberlo, tendréis que escuchar a Patrik Sáenz de Ugarte (voz y guitarra rítmica), Jorge Eizaguirre (guitarra solista), Alfredo González (bajo), Amaia Sáenz de Ugarte (voz y coros), Ramón Martínez (batería) y Gonzalo González (batería y armónica) que forman The Tímpanos. The Tímpanos han grabado un videoclip para su primer single, la pegadiza 'Libre', y pronto promocionarán el segundo que será la romántica balada en euskera y que suena como oriental llamada 'Itzul Zaitez' (un juego de palabras que viene a significar "Vuelve a mí").

Como de momento es difícil ir al espacio, puede que la mayoría de nosotros nunca sintamos la felicidad que produce "el efecto de visión general". Pero es bueno saber que, al menos, gracias a la gravedad, podemos llorar porque nuestras lágrimas caen y, después, escuchando a The Tímpanos, también podemos, incluso, olvidar la gravedad de nuestros problemas.