DAVID R. SANTORO  |  Jaén, 01/10/2006

Aunque no lo parezca a primera vista, 'Forever changes' es un disco de cierto contraste. El envoltorio formal (una portada que clama a la más pura psicodelia; un nombre, "amor", que casi caería en la obviedad de lo hippie si no fuera por lo original y sustancioso de su propuesta), este envoltorio, decimos, no retrataría con justicia la personalidad de su líder y principal compositor, Arthur Lee, el mulato de la risa sonora y generosa que, a pesar de ello, enmascara una personalidad atormentada y fuertemente individualista. Y es que ser de Los Angeles debe marcar carácter. La psicodelia feliz de los grupos de San Francisco se enrarecía al llegar a L.A., LOVE no fueron una excepción. The Doors o Captain Beefheart no dejan de ser, bien mirados, seres (algo) extraños en el paraíso del verano del amor.

Con dos lps a sus espaldas (a destacar 'Da Capo', Elektra, 1966), el grupo llega a 1967 sumido en una vorágine de descontrol, drogas y alcohol que precipitarán el crepúsculo creativo (habrá algunos discos más firmados con el nombre de Love) de una de las historias más perfectas y quizá menos valoradas de la música popular. No podemos asegurar que fuera la "competencia" la causa de tal desbarajuste, aunque alrededor de esos meses se editaron también, recuerden, cosas como 'The Doors', 'Are you experienced?' (The Jimi Hendrix Experience), 'Younger than yesterday' (The Byrds), 'Disraeli Gears' (Cream), 'The Velvet Underground & Nico', 'The piper at the gates of dawn' (Pink Floyd) o 'The Who sell out' (The Who), entre otras muchísimas joyas. Una buena cosecha, podríamos decir, si de vinos se tratara.

Algunas de las claves del desencuentro de Arthur Lee con el mundo son vestidas en canciones que, sorprendentemente, se alejan de la electricidad al uso para llenarlas de arpegios acústicos con unas orquestaciones magistrales y necesarias de cuerdas y vientos, durante todos los cortes del disco, en una unión íntima, en absoluto gratuita, con el esqueleto de cada canción. Claro, 'Alone again or' es el ejemplo más obvio: aires españoles con un solo de trompeta incluido. La psicodelia la hallamos en las estructuras y en los arreglos. Canciones que son reconstrucciones, tampoco excesivamente radicales, embuidas de alcohol y química. La hallamos también en los cambios de humor y atmósfera de unos temas a otros, desde 'A house is not a motel' o 'Live and let live' hasta 'Andmoreagain' u 'Old man', otro de los puntos álgidos del álbum, para mayor gloria de Bryan Mclean, el otro dotado compositor del grupo. El folk-rock de Love, no obstante, se haya más cerca del preciosismo e inocencia de un Donovan que de la profundidad de Dylan, alimentando una de las posibles brechas más imaginativas abiertas algún tiempo antes por The Byrds, pioneros en la mezcla de rock y tradición con el baño lisérgico de rigor. Si el relativo ostracismo al que se ha condenado siempre a 'Forever changes' justifica en cualquier momento una reivindicación, válganos en este momento la coartada sentimental: ahora, que el hombre sin suerte, Arthur Lee (07/03/45 - 03/08/06) ya se ha ido. Un corazón sensible lleno de amor al que hubiéramos creído más feliz si este mundo fuera un lugar mejor de lo que realmente es. "Sentado en la ladera de la colina, / viendo a la gente morir. / Me siento mucho mejor en el otro lado…" cantaba en 'The red telephone'. Ya en el otro lado, para siempre.