ARTISTAS, GRUPOS...:
Shellac | Steve Albini | Todd Trainer | Bob Weston | Decibelles
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Art Rock | Hardcore | Rock Alternativo
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Shellac volvieron a mostrarse en directo como una banda dispuesta a dar la pelea por el rock. Miguel Almereyda nos narra el reciente paso de Steve Albini y los suyos por la sala Caracol de Madrid, en un concierto organizado por Noise On Tour en el que fueron teloneados por los atronadores Decibelles.
Revisitar la liturgia de un concierto de SHELLAC tiene algo profundamente trendy y profundamente contracultural al mismo tiempo. En un tiempo en que proliferan las bandas con intención declarada de explorar sonidos de otros tiempos -generalmente negros y de los cincuentas- el trío de Chicago suena a artefacto crudo, un metrónomo que nos acerca a una experiencia intelectual en las tripas de un animal salvaje. Frente a la idea que se tiene de su rock como algo minimal, como una reducción a lo esencial, se podría hablar de lo contrario, de cómo, partiendo de unos muy básicos componentes, se puede producir algo tan sofisticado.
Para empezar sorprende una iluminación monocromática. Albini le pide al técnico de luces que quiere una iluminación blanca, sin cambios. Por otro los silencios son tan prolongados que permiten a los músicos decidir sobre la marcha si le dan una vuelta más de tuerca al tema o lo dejan acabar ahí. En el concierto en la Sala Caracol de Madrid la decisión casi siempre cayó del lado de dejarlo ahí. El que esto escribe, acostumbrado a sus conciertos en el ATP del Primavera, echó de menos un público más bailongo, que diera pie a alargar las canciones. Esta vez no hubo pogo ni Albini dejó su guitarra a nadie del público para convertirse en un enfervorizado espectador más, como había ocurrido en la Sala Sol en el una gira anterior. Sí hubo, a cambio, un largo speech de Albini sobre la perplejidad de volar, la hermandad de la humanidad y una críptica referencia al cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos como un peligro planetario. Después de cantarle a un Dios exterminador -'Prayer to God'- y de andar buscando pelea -'Watch Song'- que este viejo rockero malencarado nos hermanara a todos ante los peligros provenientes de su propio país tuvo algo de ternura inesperada.
En cualquier caso la ceremonia siguió su camino, imperturbable, hasta un final sin bises. Esta vez no se dio la performance habitual, no aprovecharon el último tema para desmontar la batería y dejar a Todd Trainer sentado solo en su taburete. Esta vez, una vez acabado el último tema, y sin solución de continuidad, los tres músicos empezaron a recoger sus bártulos a la vista de todo el público, en claro contraste con su anterior inicio teatral, tras el telón que cubrió el escenario poco después de que los Decibelles, con su mezcla de punk, noise y pop afilado, atronaran al respetable.
Al final salimos del concierto entre apabullados y perplejos, reconociendo al fin que todos los afeites que acompañan al ombligoscópico rock actual cuando reclama su trono de irrelevancia no tienen nada que hacer cuando enfrente tienen a una banda dispuesta a dar la pelea por el rock.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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