JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 18/04/2018

De la calle a las redes y de ahí al cielo. Empieza a ser habitual el paso de la nada al todo vía Internet, lo que no quita que millones de proyectos, la mayoría, se queden orillados en los márgenes de la pantalla. Y sucede con todos los estilos, sea el pop de caras lindas, casquivanía televisiva o el trap más deslenguado; eso sí, suele haber un denominador común en la naturalidad y la espontaneidad para que un pequeño vídeo telefónico, como una gota en el océano, empiece a dar forma a cualquier tsunami. El caso de RUPATRUPA se ajusta perfectamente a esas premisas, y ya sus intervenciones tienen millones de visitas, por encima de nombres aparentemente mucho más populares, acumulando miles de pulgares levantados y corazones rosas. Ahora salen de la pantalla para hacerse en carne y hueso (Taberna J&J de Granada, el jueves a las 21h).

"Somos Rupatrupa y presentamos un proyecto basado en temas de elaboración propia en los que se encuentran ritmos altamente conocidos, como el reggae o la rumba, llevados siempre a terreno propio. Nuestra formación, poco común, consigue dar colores muy vivos y peculiares a sonidos familiares, consiguiendo una mezcla atractiva", dicen presentándose desde Tenerife, donde se conocieron como artistas callejeros el madrileño Roberto Ruido, el italiano Nadir Sigolo con el acordeón y soplando el saxo el franco-colombiano Mathias Burgos-Villa (también ficha a veces la violinista Natasha Buga). La gran acogida de las canciones de Rupatrupa en las redes sociales, y sobre todo en YouTube, les ha permitido saltar a la península como primer paso para conseguir su sueño: "Solo pensamos en cómo seguir juntos y empedrar, con música y sonrisas, el sendero salvaje al que nos enfrentamos. Vivir de nuestra pasión".