VALLE  |  Málaga, 26/02/2018

El otro día me hablaba Kasiopea, mi hermana sabia, sobre la necesidad de volver a conectar con nuestro interior, sobre lo imperante que empieza a ser el estar en armonía con nuestros sentimientos. Ella me mostraba una sociedad que se mueve por convencionalismos sociales. Que va perdiendo las raíces y, sin raíces, se hace cada vez más difícil actuar desde dentro hacia fuera.

Quizás por eso, tras esa conversación, el tema que más me gusta del último EP 'Rompiendo la cuarta pared' del grupo GLACIAR sea el de 'Profundidad'. En él, también nos hablan sobre "hundir los pies y reconectar con tu interior". Al fin y al cabo, volver a echar raíces.

'Rompiendo la cuarta pared' es el cuarto EP de Glaciar. Sin duda es su trabajo más profundo porque quizás sea el más meditado, el más maduro. El resultado es un casi Power Pop ambiental y electrónico con texturas melódicas a lo Sigur Rós pero rotas por estribillos de tonos subidos a lo Radiohead. Así se manifiestan en su single 'Siete'. No, no son los siete colores del arco iris, ni los siete días de la semana, ni siquiera las siete notas musicales. Son los siete pecados capitales con los que se crea una gran prosopopeya en la que Santi P. Lambert, en los teclados y sintes, se encarga de configurar este estilo propio que nos puede llegar a elevar y a cautivar entre sus enriquecedores arreglos y gracias a la nítida voz de amplia gama y escala de Curro Ayllón.

En su canción 'Arde' se repite esta fórmula mágica con la que los más nostálgicos podemos vislumbrar al gran Tino Casal. Una fórmula que no sería posible sin una gran base rítmica a cargo del bajista Borja Reigal y la expectante y progresiva batería de Ian Montiel. Progresivas y con originales efectos son también las guitarras en la mencionada 'Profundidad' y en el tema 'Déjame entrar' donde el guitarrista Felipe González se luce junto con Curro Ayllón, vocalista y segundo guitarra. Podemos intuir, por el título de algunas canciones, la cinefilia de los integrantes de Glaciar. Así, el EP acaba con una lánguida y ambiental canción llamada 'La teoría del todo'. Pero, en este contexto del cine, he querido dejar para el final su tema 'Interestelar'. Porque Glaciar, en todo el disco, demuestra que con recursos lingüísticos y poéticos se puede expresar mucho más y hacer que los textos también sean arte. La letra de 'Interestelar' me encanta porque de siempre he adorado las metáforas en las que, simulando viajes siderales, se intenta llegar a alguien, ¿verdad Kasiopea? Sí, contigo también fue mi primer viaje interestelar. La nave era un flamante autobús de dos pisos que me llevaba por primera vez al norte. "Solo hemos parado para echar gasolina", sonó tranquilizadora tu voz a mi lado cuando me desperté sobresaltado. Entonces, volví a cerrar los ojos y pensé: qué bien, seguimos...