VALLE  |  Madrid, 08/02/2018

D. Ramón María del Valle-Inclán tenía una gran animadversión hacia el Nobel de Literatura D. José Echegaray desde que el primero fracasó en un premio literario en el que el segundo era parte del jurado. Pasados los años, el Ayuntamiento de Madrid obsequió a Echegaray con el nombre de una calle y las casualidades hicieron que viviera allí uno de los mejores amigos de Valle-Inclán con el que se carteaba frecuentemente. D. Ramón nunca dejó de enviar cartas a su amigo pero, en lugar de escribir Calle Echegaray, ponía Calle del viejo imbécil.

En mi opinión, si los escritores de la generación del 98 fueran estilos musicales, Valle-Inclán representaría al punk. Y no solo por el descaro que D. Ramón derrochaba sino, sobre todo, por ser el creador del "esperpento". Género con el que el escritor sobrecargaba lo disparatado, lo absurdo, lo chufletero y lo grotesco a la vez que degradaba los valores consagrados usando la jerga y el cinismo en un lenguaje coloquial y desgarrado. Por eso, a veces me gusta pensar que, aunque el escritor Quevedo y el pintor Goya le hicieran un poco de sombra, sin duda el primer punky conocido de la historia fue Valle-Inclán.

El pasado jueves 1 de febrero en el Café La Palma pudimos disfrutar de las dos resurgentes bandas de base Punk, AXOLOTES MEXICANOS y CAROLINA DURANTE, para presentar 'Necromántico', el primer EP de estos últimos.

Axolotes Mexicanos subieron al escenario con la misma naturalidad y alegría con la que unos colegiales salen al recreo. Olaya Pedrayes, la dulce vocalista del grupo, nos presentaba las canciones como si hablara con su amiga de toda la vida mostrándose transparente y con mucha chispa. Y, mientras ingenuamente los veíamos pasarlo muy bien con lo que hacían, dando saltitos y jugando a molestarse mientras tocaban, el punk naíf de los Axolotes Mexicanos nos divertía y nos conquistaba en cada canción. Me recordaban a Aerolíneas Federales o a Los Romeos. Pero también a esos grupos aniñados de pop japonés donde no hay ningún límite a la creatividad provocadora porque en los Axolotes, aunque parezca extraño, hay una mezcla muy natural y espontánea de pop melódico y punk visceral. En su repertorio no faltaron canciones tan ingeniosas como 'El estanquero', 'Te miro mientras duermes', 'Sube la canción' o 'Interestelar'. Terminando en todo lo alto con la potente y romántica 'Disparo de amor'. Me encantaron.

Junto a Olaya, los Axolotes Mexicanos son Juan Pedrayes a la batería, Mario del Valle a la guitarra, Carlos René Echenique al bajo y Lucas Delaiglesia también a la guitarra.

Carolina Durante ofreció un gran concierto con la sala totalmente llena y expectante, con una línea de bajo a lo The Cure, con una instrumentalización basada en grupos tan potentes como Sonic Youth o The Jesus and Mary Chain, con una vocalización que evocaba a bandas como Parálisis Permanente o Los Nikis y con una actitud punk total. Todo ello provocó una frenética fiesta difícil de olvidar. Diego Ibáñez, el vocalista, sabía cómo retorcerse, perder la mirada y recuperar la fuerza con motivadores saltos mientras cantaba. Mario del Valle y Juan Pedrayes (los dos también de Axolotes Mexicanos) se lucieron con la guitarra y la batería respectivamente y Martín Vallhonrat llevó con solidez y dinamismo el ritmo con su bajo. Todas los temas del grupo gozaban en directo de frescura, fuerza, descaro y alguna dosis de psicodelia. Sonaron canciones como '300 golpes', 'Necromántico', 'En verano' o la graciosísima 'Cayetano'. También hubo sorpresas con el estreno de un tema nuevo más lento cuya letra romántica y descarada decía: "prometo no causar mala impresión a los muebles de tus padres". Momentazo explosivo cuando versionaron '10 años en Sing Sing' de Los Nikis y espectacular final con su hit 'La noche de los muertos vivientes'.

Ah, se me ha olvidado contar lo curioso y divertido de la anécdota de las cartas que Valle-Inclán escribía a su amigo. Pues bien, era tan conocida la inquina que el creador del esperpento le tenía al Premio Nobel que los carteros, cuando veían "Calle del viejo imbécil" y que el remitente era Ramón María del Valle-Inclán, intuían que éste se refería a la calle de Echegaray y todas las cartas llegaron puntualmente a su destinatario.

Los Axolotes Mexicanos y Carolina Durante también merecen llegar a todos los destinatarios aunque usen otras formas, otro estilo y otra dirección. Tienen algo especial. Por favor, hagan caso a la intuición de este humilde cartero.

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