VALLE  |  Jaén, 28/12/2017

Lo que me parece injusto de la Navidad cristiana es el papel tan secundario que juegan los pastores. Ellos fueron los primeros en acudir a ver al niño Jesús y, solidariamente, le dieron calor. Tanto con su lana como con su compañía. Sin embargo, hay día de reyes pero no de pastores. Por lo tanto, me gustaría instaurar el día de los pastores. Un día de Navidad donde no se regale nada material sino que se dedique a hacer algo para ayudar a alguien que nos necesite y que pasará a ser nuestro particular niño Jesús. Ahora solo me falta ver la estrella que me señale dónde está.

Estrellas son, sin duda, los niños de la ESCOLANÍA DE LA CATEDRAL DE JAÉN. Esta magnífica coral lleva 11 años cantando durante la celebración de la Santa Misa de Navidad en el insuperable marco de la catedral jiennense. Niños y jóvenes, todos ellos alumnos de conservatorio, de entre 6 y 17 años. Voces, 32 voces, educadas y angelicales que perfectamente acompasadas y afinadas se elevan para ofrecernos piezas clásicas magistrales navideñas de los más grandes compositores. El mejor plan musical al que se puede asistir un 25 de diciembre.

La Escolanía de la Catedral de Jaén se enriqueció en esta ocasión cantando junto a las mujeres y hombres de la Cantoría de Jaén, creando una armonía mágica de tonos, colores y matices. Todo esto es posible gracias a la intachable dirección de ambos conjuntos corales por parte de Cristina García de la Torre. Cristina es profesora del Instituto Pedro Poveda y directora del Conservatorio Privado y Escuela de Música Maestro E. Cebrián. Sus estudios musicales ocuparían mucho espacio en la crónica. En lo que nos concierne ahora, ella estudió Dirección de Coros en la Royal de Londres. Dirige con tanta maestría y precisión que da la sensación que puede controlar con el movimiento de sus manos todas las voces convirtiéndolas en una. No se olvida de ningún detalle y presta especial atención a los más pequeños a los que mira mientras señala con el dedo índice su ojo y luego su boca que va vocalizando ampliamente todas las letras de las obras, algunas de ellas en latín o alemán, para que ninguno deje de cantar ninguna palabra. Encomiable el interés y el respeto que los niños de la escolanía le procesan, así como la compostura que todos ellos mantienen desde el principio hasta el final.

La Escolanía de la Catedral de Jaén, con esfuerzo y vocación, están consiguiendo un prestigio nacional que les ha llevado a cantar en sitios como el Vaticano o junto a otros prestigiosos coros como los Petits Chanteurs de Saint-Marc, famosos por ser la banda sonora de la gran película 'Los Chicos del Coro'.

Con un perfecto acompañamiento al piano de Juan Alberto Buitrago, la Escolanía de la Catedral de Jaén y la Cantoría de Jaén nos deleitaron con 'La Primera Navidad' de John Stainer, el 'Aleluya' de Mozart, el 'Santo' de Francisco Palazón, el 'Immanuel' de Michael Card, el 'Adeste Fideles' de John Reading con arreglo de Juan J. Colomer, el 'Joy to the world' de Händel y el 'The peace of God' de John Rutter. A este impresionante repertorio se unió brillantemente una composición musical propia de la directora Cristina García de la Torre con letra de Ignacio Ruiz Merino, 'La Navidad de los escolanos'. Una melodía dulce y etérea que los niños entonaron con orgullo cantando: "Ecos resuenan de cantos que entonan los querubines. Ecos de escolanos. Se escuchan ángeles y serafines". En definitiva, un inolvidable recital que nos llenó de paz y de armonía.

Es inevitable salir de la catedral cargado de espíritu navideño y, entonces, llegar a ver la estrella que buscaba y que me señala a mi particular niño Jesús en mi día de los pastores. Sí, la vi. Mi estrella de la Navidad es la cruz luminosa con los dos brazos de igual longitud que, en rojo o en azul, puede verse en los hospitales y centros de salud. Ella me dirige a mi niño Jesús de estas navidades. Él es un súper héroe de muy corta edad que necesita un transplante de médula y que, por ahora, no ha encontrado compatibilidad. El pequeño Víctor es hijo de mi gran amigo Víctor y de su esposa María José. Valientes padres que junto a mi súper héroe ganarán la batalla. Batalla que, de momento, están librando ingresados durante toda la Navidad en un hospital de Sevilla. En mi día de los pastores me dirigiré al centro de transfusión o a uno de los hospitales concertados a tal efecto para sacarme sangre con el propósito de que me incluyan en el registro de donantes de médula. Os invito y os ruego a todos los pastores que me acompañéis. Yo lo hago por puro egoísmo porque... no sé si mi niño Jesús, el pequeño Víctor, será el nuevo redentor y salvador del mundo. Lo que sí sé, es que, como súper héroe que es, será un hombre fuerte, sano, bueno y honrado que hará grandes cosas por todos. Feliz Navidad.