EDUARDO TÉBAR  |  Granada, 05/03/2010

Los Coronas -o sea, la secesión guitarrera de Sex Museum- aguantaron el repudio y la ignorancia general cuando decidieron agarrarse a las olas de los Ventures y Dick Dale. Ocurrió hace diecinueve años, poco antes de que Tarantino resucitara por completo la cultura más subterránea del rock'n'roll. Ese instro con olor a mar y ceremonias hawaianas. Los madrileños, enciclopédicos -a la par que personales- continuadores de las fuentes documentales del escritor John Blair, reciben ahora ofertas del mismísimo Steve Van Zandt. ¡Cómo cambia el panorama! Tanto, que la tarea evangelizadora de Fernando Pardo y David Krahe genera ya resultados palpables. Rara es la ciudad o el pueblo español donde no habita algún conjunto dedicado a estos sonidos. Y si hay un municipio andaluz digno de estudio, como Bélmez, debemos subrayar Úbeda en el mapa. Algunas teorías señalan que su agua posee propiedades milagrosas. Cierto o no, ¿cómo se explica semejante fecundidad de talentos? Los Letizias, Los Creyentes, Guadalupe Plata... Y, sí, el surf de Los Tsunamis y Los Malignos.

Estos últimos protagonizaron la última edición del ciclo mensual 'Great Googa Mooga!', organizado por el Dj y divulgador Matarife en el Boogaclub de Granada. Los primeros, aún en fase de apresto. Aunque con un prometedor futuro por delante. No en vano, el ubicuo Matías -asombroso multinstrumentista y veterano de la escena local; guitarrista y saxofonista, a su vez, de Los Malignos- dirige el combo con la maestría que sólo un tipo de su experiencia puede aportar.

En cambio, el proyecto surfero de Perico Barceló -líder de Guadalupe Plata, medio cerebro de Los Creyentes y estrella figurante en Los Furiosos del Ritmo- empieza a sonar con fuerza entre los analistas del asunto instrumental. Para muchos, Los Malignos representan la gran esperanza del género en España, con permiso del mecenazgo de Los Coronas. El grupo acaba de publicar un siete pulgadas en el flamante sello granadino Ultimátum Records. Artefacto que evidencia con arrestos analógicos lo que en directo se sobredimensiona en calambrazos eléctricos.

Sobra decir -porque lo repiten todas las crónicas- que Perico es un guitarrista de un talento mayúsculo. Muy por encima de la media histórica en este país. Encima, bebe de patrones tan primitivos como didácticos e imperecederos. Además, no incurre en los efectismos habituales: que si trémolo, que si 'twang'... Más bien, el cuarteto se escora hacia el R&B. Decididamente americanizados (guiño a los Sonics en 'Cementerio de animales', mugre negroide en 'Rock roll') y duchos en técnica y presencia escénica. Indumentaria, pinturas, actitud. Y el saxo: si Los Coronas reivindican la hispanidad con la trompeta de la cabra, Los Malignos optan por el empaque, la resina y el swing. Cierto músico de prestigio me comentó una vez que personajes como Perico tendrían que estar subvencionados de por vida por el gobierno. Pero, como los camaleones, el pérfido ubetense se alimenta de insectos y cambia de color según el día.