JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 03/12/2012

La cantante CELIA MUR regresó a Granada con un nuevo proyecto bajo el brazo: sale ya casi a uno por año, porque empieza a ser reconocida como una de las mejores voces del país y reclamada como tal. Si el año pasado trabajaba a dúo con el guitarrista Nono García 'Coplas Mundanas', y de ahí, y quizás de un poco antes, llega la idea de 'Amerikanda', su nuevo disco, que no es más que la versión transatlántica de las mismas coplas del mundo.

El exquisito espacio del Teatro CajaGranada fue también el elegido para este concierto, que como el del día anterior el de la Orquesta de Ida y Vuelta (obsérvese la cercanía de conceptos) servía para estrenar un disco "made in Granada". La acústica, la perfecta iluminación (y el buen hacer de sus técnicos) hacen que el recinto sea de lo más agradecido para cualquier artista, en este caso la tropa de Celia: su mano derecha en esta transoceánica aventura, el guitarrista Hugo Fernández, el contrabajista norteño Ander García, el baterista porteño Mariano Steimberg, y, como invitada, la siempre sedosa trompeta que tiene a Julián Sánchez por detrás.

Celia ha pasado de cantar estándares estadounidenses a buscar la esencia de la cultura hispana, o lusa a ratos. Primero en canciones de esta tierra, y, teniendo las composiciones de su padre como común denominador (quien tocó en el concierto también) ahora completa el repertorio actual con piezas populares (o no tanto) del cancionero hispanoamericano, desde Río Grande a Ushuaia. Y esta experiencia encaja perfectamente en su registro, cálido y natural, ahora más incluso, al no tener que impostar acentos; también por los arreglos, cada vez más minimalistas, como buscando demostrar que menos puede ser mucho más en cuanto a lo que afecta a la sensibilidad y la intuición, y a compartirlas. Si parece extraño saltar de Wayne Shorter a 'Asturias patria querida', ya parece natural incrustar a John Coltrane dentro del tema de 'Los últimos de Filipinas', como hizo en directo ¡'A love Supreme'! Canción popular, rancheras, tango, bossa... ante ella se abre una camino infinito porque ha abierto una puerta inmensa y poco transitada (desde aquí) con un material que admite perfectamente el jazzeo leve y delicado, en el que el gusto y la emoción se dan la mano. Desde el norte hasta el sur, como la Panamericana.