JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 07/10/2012

Si hay tres bandas absolutamente deslumbrantes en lo suyo (y pendientes, por ejemplo, en muestras como las del Zaidín, son los Teenagers de Al Supersonic, Red Soul Community y los grandes GRANADIANS) éstos últimos, que no por su descacharrante sentido del humor son menos valorables, sino todo lo contrario: es un valor añadido que hace que sus conciertos, entre sonrisas y bailes, pasen como una exhalación.

Con alguna baja en la alineación (la de Teddy "dos dedos" García, es reseñable por sus peculiaridades personales, escénicas y su aportación a la filosofía del grupo), los Granadians se asomaron por aquí en una de esas escasas apariciones que hacen por el espacio interior del planeta Granada, y más que interior, porque el Boogaclub (casi lleno) es profundo.

Convertidos en una autentica orquesta de época, perfectos para la BSO de la segunda parte de "Torremolinos 73-el regreso de las suecas" (curiosamente a la misma hora en el Planta Baja actuaban Varry Brava, otro grupo de bailables retro, aunque veinte años menos retro: será cierto que cualquier tiempo pasado...) Los Granadians del Espacio Exterior hicieron noche de puertas abiertas para su colección de early reggaes, rock steadys, calypsos... y ese simpático temario de pop-yeyé sincopado que cuando se hace instrumental tanto recuerda las melodías pizpiretas de Relámpagos y Pequeniques.

Como siempre impecables en planchada guardarropía y cereografías (pero, ¡ay!, sin el luminoso 'Galas del sábado' que a veces llevan), o ese verbo de cuando se complacían las peticiones del estimado público. 'Problemas', 'Los chicos de oro', 'Qué voy a hacer', 'Último amor' o 'Una chica me dijo', todos de 'Reggalactico', su último elepé, son pastillas de chicle ultrafresa con un "retropicor" en la planta del pie que sólo se quita bailando. Y nada mejor que un instrumental como 'Reggae clam clam' como sintonía feliz de despedida. Al menos aquel tiempo sí fue mejor.