ARTISTAS, GRUPOS...:
Dennis Gansel | Karoline Herfurth | Nina Hoss | Jennifer Ulrich | Anna Fischer
GÉNEROS, ESTILOS...:
Terror | Thriller | Drama | Cine
SALAS, FESTIVALES...:
Festival de Sitges | Verdi Park
SELLOS, DISTRIBUIDORAS, EDITORAS, PROMOTORAS...:
Algunos efectos visuales consiguen llamar la atención, pero el argumento se ocupa de generar aburrimiento por sí solo.
Hasta la fecha cada nueva película del director y guionista alemán Dennis Gansel era mejor que la anterior. Con 'Napola' había superado con creces a 'Mädchen, Mädchen!' (traducida con desgana como 'Chicas al ataque'), su flojo debut. A la tercera llegó la vencida y conquistó a gran parte de crítica y público con la ejemplarmente matizada 'Die Welle' ('La ola').
Ahora, con dos años de retraso llega a nuestras pantallas su última película: 'WIR SIND DIE NACHT' ('SOMOS LA NOCHE'), que ganó inexplicablemente en Sitges 2010 el Gran Premio del Jurado. Y digo inexplicablemente porque esta última película de Gansel es un perfecto despropósito cinematográfico de cabo a rabo.
De correcta realización pero con argumento paupérrimo, la nueva cinta de Gansel no tiene ni pizca de gracia y se queda en el siempre superficial "mal por el mal" del que fallidamente trata de escapar. Muchos de los ponies o traumas infantiles de sus protagonistas (todas femeninas) están sobados hasta la barbarie y apenas consiguen aportar algo al desarrollo de la trama. Imposible reprochar cualquier cosa a las actrices frente a semejantes roles.
La sordidez de la atmósfera y algunos efectos visuales consiguen llamar la atención, pero el argumento se ocupa de generar aburrimiento por sí solo. Puede entretener a ratos, pero jamás logra enganchar ya que tanto el planteamiento como los personajes y la apuesta visual de 'Wir sind die nacht' resultan excesivamente frívolos.
Son pocas las escenas con cierta fuerza visual y, aunque siempre apetece ver una de vampiros, no podemos obviar que estamos ante una chorrada monumental incapaz de enamorar lo más mínimo. Apenas se han cumplido treinta minutos y la película ya ha alcanzado el grado de tontería irremediable.
El hastío nos hinca el diente en la yugular y la incongruencia absorbe hasta la última gota de sangre de una película en la que los poderes vampíricos funcionan al servicio de lo anecdótico y no de la coherencia causal. Sus protagonistas pueden volar siempre salvo en esa escena donde precisamente les toca morir.
Lo único que realmente da miedo de esta película es oír a las chupasangres hablando la misma lengua que la Merkel. También produce pánico la banda sonora, una imitación baratísima del gran Hans Zimmer a cargo de Heiko Maile, habitual músico en las películas del alemán.
Gansel nos invita a un cocido feminista-vampírico a medio hacer, insulso y nada apetecible. Otro de esos potajes pesadísimos que te echan la siesta por la borda. Creíamos que había aprendido a cocinar y nos hemos equivocado. O puede que solo se haya pasado con la sal.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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