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Sin perder un ápice de alegría, las canciones de Beatdown se enriquecen con el sabor añejo de los desheredados de Misisipi, el trote tórrido del primer reggae y hasta cierta esencia punk.
La comunidad skin andaluza aún recordaba la última visita del canadiense Alex Giguere al Boogaclub de Granada. Ocurrió hace un año y medio. En aquella ocasión, también dentro del ciclo Rocksteady Beat Club, impulsado por el músico, Dj, promotor y evangelizador del ska Labase Martínez. Sin embargo, bastante ha cambiado el paliducho y enjuto front-man septentrional en poco tiempo. Empezando por el nombre y la alineación del combo. La ya extinta One Night Band pasa a la historia, para nostalgia de los admiradores de aquellas gambetas coreografiadas. Ahora, el proyecto de Giguerre se llama THE BEATDOWN.
Suprime los teclados y metales de antaño, además de la policromía festiva que convertía sus conciertos en verdaderas jaranas de cráneos rasurados. Se pierde aquel bombeo constante, muy propio de la escena norteamericana, y la notable influencia de su productor de postín entonces, Brian Dixon (guitarrista de los explosivos Aggrolites). The Beatdown queda reducido a cuarteto, maniobrando con la fórmula básica de guitarras, bajo y batería.
Guigerre, portentoso vocalista con visos de negrura, opta por el giro de tuerca. Evita la reiterativa mímesis en la que desembocan a menudo los conjuntos de revival jamaicano. ¿Y cómo lo logra? Mirando hacia abajo en el mapa y poniendo un pie en el blues y en el folk de Estados Unidos. Hubo quien frunció el ceño cuando, a partir del tercer tema, el músico se colocó la armónica al cuello. Aunque, para sorpresa de todos, el sonido de los orificios de lengüeta ofrecía un refrescante aliño al festín de ritmos sincopados. Según el propio cantante y guitarrista, "esta aventura es más personal e introspectiva".
Sin perder un ápice de alegría, las canciones de Beatdown se enriquecen con el sabor añejo de los desheredados de Misisipi, el trote tórrido del primer reggae y hasta cierta esencia punk. Algo razonable en quien se reconoce fan de Bob Dylan, los Clash y los Sonics. De hecho, ejecutaron pintorescas versiones del 'Strychnine' de Gerry Roslie y el 'Get ready' de los Temptations, recurso siempre efectivo para agitar el sarao. Títulos como 'Beatdown', 'Tell me why', 'Drums of freedom' o 'It's allright' abren nuevos horizontes.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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