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Roadrunner Records | RockNRock
Dream Theater nos presentó un show algo atípico pero que funcionó muy bien, con tres partes bien diferenciadas.
El pasado sábado, 26 de febrero, tuvimos la oportunidad de asistir al segundo concierto que dentro de la gira 'A dramatic turn of events' ofreció la banda neoyorquina de rock-progresivo DREAM THEATER en nuestro país, concretamente en el Palacio Vistalegre de Madrid.
El evento se desarrolló con una notoria puntualidad con respecto a los horarios previstos. Comenzando con la actuación de Periphery, grupo encargado de calentar motores y que a pesar de que no gozaron de un buen sonido, dejaron entrever un buen número de contrastes rítmicos con unas guitarras muy poderosas y detalles de calidad vocal interesantes.
Dream Theater nos presentó un show algo atípico pero que funcionó muy bien, con tres partes bien diferenciadas en las que intercalaron éxitos de trabajos anteriores y temas del nuevo disco, destacando un momento acústico hacia la mitad del concierto muy aclamado en el cual pudimos escuchar 'The Silent Man' y 'Beneath the Surface'.
De la puesta en escena en general hay que mencionar a James Labrie (vocalista) que salió con una energía inusitada y que conectó con el público de principio a fin demostrando una capacidad vocal más que respetable. Espectacular también si cabe la actuación de Mike Mangini (batería recién incorporado a la banda tras la marcha del antológico Mike Portnoy) que deslumbró al público con un prodigioso solo de batería de un nivel técnico excepcional. Sí es verdad que, a pesar de la contundencia y precisión de Mangini, Dream Theater ha perdido la frescura en la manera de conectar con el público con la perdida de una tercera voz en los coros así como las extravagancias del exbatería Portnoy que hacían las delicias del respetable. John Myung (bajo) magistralmente discreto como de costumbre, algo en lo que no estamos habituados en Jordan Rudess (teclados), que dentro de la genialidad estuvo algo sobrio en lo que a espectáculo se refiere. Por último, cómo no, el líder. Un John Petrucci incontestable tanto a nivel técnico como sabiendo llevarse al público a su terreno.
A grandes rasgos, poco más de dos horas en las que el dispar abanico de seguidores de Dream Theater pudieron disfrutar de la genialidad de estos maestros del rock progresivo.
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Prometemos no ponernos pesados... ;)
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