JESÚS CASADO  |  Granada, 08/02/2012

¿Quién es Antonio Arias? Yo puedo definíroslo: es un extraterrestre que no para de darse de bruces contra los muros de la Tierra. Los muros de un país con fórmulas indies obsoletas. Los muros del prejuicio ante el cambio. Los muros de un público que reconocerá a Antonio, al mítico Antonio Arias cuando muera. Desgraciadamente parece que hay que morir para que te reconozcan tus hazañas... Pero ahí estaré yo para dar voz y grito a los logros de este ser cósmico. Antonio sólo sabe navegar a contracorriente, no conoce otro camino. Recordad, es un extraterrestre... Amigos, el David Bowie español lo tenemos muy cerca, tragando del Darro día a día para estar cada vez más despegado de la Tierra y más cerca de los seres de su raza. Porque Antonio no se repite nunca, cada una de sus obras es incomparable a la anterior pero acaba dándole sentido a aquella. Un círculo vicioso tan dulce como desalentador. Dulce porque quien entra en la espiral de Antonio ya no puede salir y desalentador porque somos tan pocos...

Quizá hay que ser un poco marciano para fluir en su espiral. Como las más de trescientas almas que abarrotaron el Planta Baja el pasado viernes 3 de febrero de 2012. Trescientas almas que fueron a ver, oír y palpar un disco con veintiún años tocado de cabo a rabo por los miembros originales de la formación. Qué extraño, ¿no os parece? Al igual que Val del Omar, el señor Arias acabará entre los grandes, entre lo más grande del rock patrio, por los siglos de los siglos. Y, por supuesto, entre los grandes de "Graná". El tiempo le dará la razón, al igual que se la dimos todos y todas el pasado viernes. Pero, ¿por qué ese reconocimiento inaudito sólo en Granada? ¿Será porque este público también bebe del Darro? Quizá entonces debiéramos meternos Todos en Granada y digo Todos, y hacer así que explote la ciudad de la bomba.

Los bises... un despropósito para algunos, un suicidio para otros... pero recordad: Antonio no conoce nuestro raciocinio... es un extraterrestre. Gracias, Celeste.