JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 23/12/2011

Es una asociación (no sé si) temporal de empresas, la que ha llevado a Andrés García y Eva Manzano a incorporarse a Trovamundos para buscar un punto medio entre sus intereses, por el sur con Carlos Cano, por norte y por el noreste con "el abuelo Labordeta". Pero más allá de los conciertos y grupos "de tributo" y los cedés de gasolinera, este quinteto supera el mero recuerdo de ambos autores (que también lo hay y con un interesante acento didáctico).

Juan Trova, Mario Ojeda y Gustavo Reyes son la base, llamémosle "tradicional", de este proyecto (no en vano Trova lleva montado al granadino en su repertorio), pero afrontan la marca MANGRANA saliéndose del plato. El violín de García y el baile de Eva Manzano entran y salen del cancionero, sobre todo la bailaora, añadiendo la untuosidad romántica de la cuerda y un baile -espectacular lo de esta chica- que en ocasiones casi ejerce en realidad de instrumento de percusión mano-tacón.

El Teatro Isidoro Máiquez de CajaGranada registró tres cuartos de entrada para este estreno, que buscaba los puntos en común de ambos autores: ambos tienen habaneras (cada uno a su manera, las de Cádiz y la baturra), ambos dedicaron coplas a su tierra, y citan sus colores ('Banderas rotas' y 'Verde y blanca'), también amores, ilusiones y decepciones. Esas similitudes son las que han buscado para montar el esqueleto de este concierto. Vocalmente la responsabilidad está depositada en la voz de Juan Trova, que con su dulzura característica provoca sensaciones muy distintas a las de los originales, valorizando unas canciones que para algunos (como el arriba firmante) funcionaban mejor lejos del garganta de su autor en el caso del granadino, y rebajando la contundencia del maño, cuyas canciones en su interpretación eran todas himnos (aquí subrayados con arreglos corales para que no perdieran toda su presión inflapechos).

Es preciso también señalar el excelente trabajo del equipo técnico del Máiquez, impecable en sonido y muy imaginativo en la ambientación luminosa, que engrandeció cualitativamente esta historia, que como el nuevo viaducto de Despeñaperros, pero en talla super-aún-más grande, "tiende un puente", y son sus palabras, entre Andalucía y Aragón. Un puente a prueba de zapateados y del duende desatado de Eva Manzano, que coleccionó estruendosos aplausos en cada una de sus intervenciones. Hay Mangrana para rato.