JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 23/08/2011

Se nos adelantaron en La Noche Blanca cordobesa (aquí esas cosas no se usan) como últimamente nos adelantan por todos lados otras ciudades en todo lo que tenga que ver con música ajena a coros rocieros, zarzuelas y bertines obornes surtidos. Pero al cabo de algún tiempo ese entrañable homenaje distorsionado que pensó el entono roquero de Enrique Morente por fin se ha podido escuchar en Granada, su sitio, delante de un rostro del cantaor y el lema claro, blanco sobre rojo: "Cultura".

Lleno completo en el Museo del Sacromonte, más cerca del cielo que de la tierra y donde ya estuvimos también en conexión con Joe Strummer hace algún tiempo, para estrenar el ensemble Planetas-Lagartija-Evangelistas (no cuajó el nombre de "Planetijas", ciertamente poco serio) en homenaje al cantaor, compañero y amigo. En el "completo" se incluye hasta una pareja italiana de peregrinos de las jornadas papales que prefirieron retrasar su cita con el jefe del estado vaticano para no perderse el evento: "en Italia se conoce bastante a Los Planetas, y a nosotros nos gustan mucho" dijeron casualmente al abajo firmante con la solidaridad y confianza que propicia sufrir la empinada cuesta de acceso. ¿J.M.J? ¿Jornadas Morentinas Juventud?

Ellos, nobleza y plaza obligan, se lo tomaron mucho más en serio que otras aventuras paralelas que tienen en cartera. Pensado, ensayado y hasta rodado antes de dejarse ver (un decir, que "J" mandó apagar casi todas las luces: sólo en 'Granada en Off' pudimos comprobar que "ellos" eran "ellos") en Granada, donde cada apellido implicado tiene su gran peso especifico. La duda una vez era metódica: ¿qué hacer y cómo? El equipo ha optado por la opción B, barrer para casa y "planetear" algunas piezas del maestro tirando de los espacios comunes. Y mas "planetear" que "lagartijear", lo que en última instancia viene a decir que sea el batería Eric el que parte bacalao en esta galaxia, porque mientras Florent ejerce casi de teclista con sus guitarras evanescentes y Jota entona (o no) con su timbre metálico y los ojos vueltos hacia el infinito (y más allá, véase foto), Arias con su guitarra barítona permanece más atento a la jugada y es el batería el que marca el paso, el pulso, los tiempos y los espacios también.

El material morentino del que se nutren LOS EVANGELISTAS, sea de procedencia mixta como 'El pastor bobo' o el 'Que me van aniquilando', el machadiano 'Poeta decadente' o la célebre e inevitable 'Estrella', juega a favor y se adapta perfectamente a los mantones (también mantrones) de distorsión planetaria, sea psicodélica, psicotrónica o directamente psicótica. Sonido fagocitador cuyo metabolismo interno puede digerir todo, y que en el Sacromonte se ofreció impecable, con mayor fidelidad, mejor calidad y cercanía que de costumbre (donde el ruido suele ganar la mano). Mientras ellos se hacían acreedores de la petición de bises que se les exigieron, el pintor Emilio Fornieles clavaba en un lienzo un rostro del cantaor que no perdía ojo de lo que ocurría en el escenario. El evangelio morentino está en buenas manos. Así sea.