JUAN JESÚS GARCÍA  |  Almuñécar (Granada), 24/07/2011

Añadiendo un invitado, según explicó el trompetista Dave Douglas, a partir de la pieza "tea for two" nació este proyecto, al que si algún calificativo se le aproxima es el extraordinario, incluso en dos palabras.

Surgido de la fértil cabeza de Dave Douglas, que ya nos sorprendió con el estreno del concierto para el actor maldito de cine mudo Roscoe "Fatty" Arbuckle con la banda Keystone (y recientemente ha hecho otro proyecto en homenaje a Lester Bowie), este encuentro, TEA FOR 3, fue denominado por él mismo como un "campeonato mundial de la trompeta" con su esforzado, respetuoso y rudimentario español con el que se dirigió al público del festival Jazz en la Costa. Obviamente una aventura temporal, exquisita y de una belleza extraordinaria.

Para esta gira ha retomado alguno de sus viejos compañeros intermitentes en su entorno: Uri Caine en el piano, ahora con el baterista de Gonzalo Rubalacaba, Clarence Penn, y la extraordinaria bajista malaya Linda Oh, pequeña de tamaño pero que no toca, dispara graves como con una catapulta. Una rítmica tan sólida como exquisita y polivalente donde tener de gregario a Caine no se lo pude permitir ni Contador. Por delante de ellos se situaron los ases de trompetas: Douglas, el joven Avishai Cohen (para que aprendamos: sus conciertos están recomendados ¡desde el Ministerio de Asuntos Exteriores! israelí) y el grandísimo Enrico Rava, un trío con más valor que una escalera de color.

Douglas ha preparado un repertorio propio a tres voces en el que respeta la calidez poética del italiano, la sangre caliente del israelí (por cierto que no confundir con el bajista del mismo nombre) y él se reservó el papel de mediador, de moderador gustoso revoloteando en torno a sus compañeros, dando juego y respetando la voz de sus colegas. Con una extremada caballerosidad entre ellos no surgió la necesidad de exhibiciones, ni de competir, se apoyaron, se realimentaron y en cada rueda de intervenciones demarraban y subían en espiral hasta rozar la estratosfera. Sobre una base, en general de hardbop (con guiños cinematográficos y hasta circenses), el de New Jersey había escrito unos arreglos programa que no por permitir picos punzantes y pasajes de esgrima disonante dejó en ningún momento de ser hermosamente placentero (estando el lirismo de Rava de por medio la belleza estaba garantizada) incluso para los no iniciados. Precisamente la historia del tema que lleva su nombre lo dice todo: fue compuesta por Douglas en honor de Enrico (mucho mayor que él) tras escucharle siendo muy joven; hablamos por tanto de admiración mutua, cercanía amigable y respeto profesional. Y cuando eso ocurre en un escenario el concierto es grande en valores humanos, y de los otros. El té es una bebida sociable por definición, y hubo tazas para todos.