JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 20/06/2011

Establecidos ya, tras dieciséis años de oficio, como unos "clásicos" de las músicas atlánticas por este Sur, SUPERVIVIENTES estrenaron 'El bosque de los recuerdos', su demorado tercer disco. En el hiperactivo escenario del Teatro Isidoro Máiquez de Cajagranada, al que pronto tendrán que renovar la madera por el ininterrumpido uso al que le someten, el (con invitados) multitudinario grupo granadino ofreció su versión más exquisita que bulliciosa de las tradiciones norteñas, sean galaico/astures o escocesas, bretonas, irlandesas... y no solo esas, ya que como se escucha en este disco encajan perfectamente ritmos y guiños sonoros a otras latitudes de aquel lado del mar.

Lo que hace tan atractivo a esta formación, sea en estudio o en directo, es el refinamiento y el gusto con que planifica sus músicas, que como toda la de género suele tener patrones obligatorios que delimitan la zona de operaciones, pero así mismo la audacia con la que se atreven a visitar orillas de mares lejanos y épocas distintas, en este caso las caribeñas contemporáneas. Son largos, bastante pero sin llegar al mucho. Y en directo comunican inmediatamente con música y también letra, que son de los pocos grupos que no desperdician las posibilidades escénicas de una buena conversión para abrir los oídos y las sonrisa. Han pasado de 'El corazón de árbol' a 'El bosque de los recuerdos' diversificando raíces por debajo y a la que se descuida uno descubre que esta escudando un reggae o casi un guaguancó con tambores batá invocando por lo menos a Yemayá, la diosa del mar azul.

La nómina ya casi estable la reforzaron con el sorprendente aporte de Joaquín Sánchez con los sorprendentes clarinete bajo y la armónica cromática (curiosos añadidos tímbricos al estereotipo celta), Enrique Lugones con la percusión santera y Juan Antonio Rodríguez en gaitas y sopladores. Y como suele ocurrir en los conciertos de este tipo, al final todos bailando, brazos y rodillas en alto, que es lo suyo.