JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 02/05/2011

Siempre es un placer reportar que un grupo de Granada llena hasta arriba una sala, como ocurrió el jueves con GUADALUPE PLATA en el Planta Baja. El trío de Paco, Perico y Jimena tienen a nivel popular un notable magnetismo, que además es intergeneracional y con una primera fila, (casi cero por la distancia) digna de club de fans incluso; algo inédito en un grupo... ¿de blues?

Pero antes que ellos cabe reseñar la presencia de los muy notables The Milkyway Express, devolviendo la invitación a los de Úbeda con un set sudoroso y con nervio de rock sureño clásico a lo Allman Brothers Band de la primera época; un entrante coherente y perfecto (también extenso, que ya se sabe: lo de las jam-bands no tiene fin) para la carne cruda de los Guadalupe.

Celebrando la salida de su primer disco, primorosamente diseñado en vinilo con carpeta "en 3D", vamos que se levanta por el centro, Guadalupe Plata afrontan una temporada complicada pero con, sobre todo, muchas ganas. Si su irrupción fue espectacular, como la salida del monstruo de los pantanos de Louisiana, que asoma por primera vez, ya no pueden conjugar el efecto sorpresa sino más bien desarrollar de alguna manera esa explosión de nervio sin domesticar que les ha hecho conocidos, y hacerlo sin perder pegada ni controlar esas crisis catárticas que hacen brotar energía a borbotones, hasta dar miedo incluso.

Hay pequeños movimientos en el corazón del reactor, así en la primera parte del concierto usaron el buen hacer de All Freedom en las armónicas (la idea de un saxo enloquecido queda en suspenso hasta que aparezca uno lo suficientemente poseído), Martos abandona el barreño matancero y cada vez usa más el bajo, aunque, y es una gran noticia por su gran destreza, también vuelve a la guitarra (lo fue en los Corrosivos), para dar a replica a Pedro de Dios en boscosos pasajes improvisados absolutamente endiablados.

Solo son tres y un puñado de canciones que lo deben ser porque tienen estribillos (apenas unas repetidas frases punzantes) como excusa para enormes desarrollos repentizados y que nacen y mueren en cada momento. Blues, rudimentario, sí, palpitante, sangrante, primitivo, húmedo, sucio, caliente y en descomposición... como la bestia verde del pantano. Perfectos para cualquier amanecer en el club de 'True Blood' sin saber a quien tienes al lado.

---