MIGUEL ANTONIO HURTADO  |  Madrid, 09/04/2011

'SENSORMEN' pretende ser una comedia disparatada basada en el ritmo de la música electrónica y el excelente dominio del lenguaje corporal al que nos tienen acostumbrados los maestros del gesto que son Yllana. Un espectáculo de corta duración (aproximadamente una hora) que se queda pequeño para un espacio como es la Sala Roja de los Teatros del Canal. Con toda seguridad funcionaría mejor en una sala de menor formato, aunque para ello el despliegue de medios visuales tuviera que ser más comedido. En este montaje, donde el público interactúa con frecuencia, la proximidad sin duda es una ayuda.

Con una innovadora puesta en escena, apoyándose en artilugios, técnicamente más o menos complejos, percutores y electrónicos, los Yllana (con la colaboración y coproducción de Bulbul) crean un espectáculo totalmente visual y musical que basa más el entretenimiento en la co-participación del público que en los gags de humor mudo puestos en escena. La música, tal y como era en los anteriores montajes de Yllana, 'Pagagnini' o 'Rock and Clown', es el hilo conductor de una serie de sketchs, esta vez en clave de percusión rítmica, que intentan resultar jocosos pero que quedan lejos del mejor Yllana, el que nos desternilla sin decir palabra en '666'.

La trama gira en torno a cuatro pseudo-operarios (Bulbul, Johny Elias, Chus Herrera y Chema Animal) bastante taladrados que a base de sensores experimentarán en vivo el sonar de sus inventos a base de pulsarlos, golpearlos o rozarlos. Unos inventos en el que el hombre es parte junto con sensor de un todo, 'Sensorman'. Todo que no se entiende sin la participación activa, incluso sobre las tablas, del público.

Un espectáculo anodino que no consigue hacernos pasar un rato entretenido más allá de lo que podamos divertirnos en los momentos en que se nos invita a ser parte del show; y más acorde con un público infantil que con el adulto.