LUISMI OCHOA  |  Jaén, 06/03/2011

Sin palabras para definir el espectáculo al cual acabo de asistir durante más de hora y media. El visionado de esta 'CISNE NEGRO' me ha llevado a sentir experiencias propias de un deportista de riesgo (alguno he practicado).

Aronofsky esta vez ha entrado en ese grupo de directores de la última década que pasarán a la historia, ya que aunque a mí, que no era para nada fan suyo, me empezó a ganar con la muy buena 'El Luchador', pero ha sido con ésta con la que me ha dejado sin palabras.

Manteniendo al espectador siempre atento, con una primera hora de presentación de unos magníficos personajes, interpretados de manera colosal todos ellos, con especial atención a una Natalie Portman en estado de gracia. Es a partir de aquí donde nadie, seguro, quedará satisfecho (ya sea porque le guste o no), pero la tensión que el metraje de esta cinta contiene es como un tobogán de una sola dirección, que es la ascendente y sin retorno.

Con un aparente descontrol, apoyado en una excelente fotografía, nos lleva a los fanáticos del séptimo arte, desde el mejor Brian de Palma, pasando por Polanski e incluso Hitchcock, pero con una diferencia, y es que los combina y logra un producto impresionante, sin miedo a lo que el público pueda pensar, haciendo de esta película algo que no sabría con qué palabras definir, ya que a ratos es locura y a ratos cordura. Si esto es descontrol, bienvenido sea.

Solo añadir que, por favor, véanla sin prejuicios y quédense hasta que acabe, ya que será la manera de que muchos de ustedes lleguen a ese maravilloso climax que es su final. Y disfruten los que puedan de esta maravilla de este arte al que tanto amo.

Gracias Aronofsky por hacernos este estupendo regalo, este 'Cisne Negro' que te consagra como gran director.