JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 25/01/2011

Las vueltas que da la vida, ellos que llamaron 'Coliseum' uno de sus discos, ahora tocan en un "Auditorium", donde, por cierto, el primer (y único) grupo de rock que había tocado electrificado, Aldar, estaba dirigido por José Ignacio Lapido, de quien los murcianos han cantado temas y a quien dedicaron una pieza. El círculo se cierra: el mismo sonido infame de entonces se reprodujo el sábado cuando M CLAN montaron un andamiaje de festival dentro de un espacio con condiciones acústicas completamente distintas; como reivindicación democrática de los espacios públicos sirve, pero para nada más: todavía deben estar rebotando entre sus paredes cada golpe de caja del baterista.

Mucho tiempo llevaban ausentes por aquí los murcianos del murciélago, lo recordaron, como el primer concierto que dieron ante casi nadie en la desaparecida sala Caverna. Eran otros tiempos y ya Pascual, su bajista de toda la vida no está, como su batería Oti, a cambio han reclutado músicos del oficio, (el Deluxe Iván González y el Chambao Coki Jiménez) solventes y resolutivos que han recambiado la sangre (y la estética) de un grupo al que el tiempo le sienta cada vez mejor, asumiendo la madurez, el negro de las vestimentas y (salvo alguna letra muy liviana) la seriedad de lo que tocan. De alguna manera los M Clan dos mil punto once prescinden de sus veleidades de radiofórmula, a las que le deben el llenar allá donde van, pero que nunca fue traje total de su gusto: así en el camerino se quedaron sus cositas más ligeras, sus "Carolinas" y "Souvenires" de consumo, difíciles de encajar en el repertorio sólido e imponente que manejan ahora. Que alguien tiene que poner algo de clase en las listas de ventas.

Abrieron con los primeros tres mismos temas de su último disco: 'Calle sin luz', 'Para no ver el final' y 'Basta de blues', rock, blues y soul junto y/o revuelto que con el apoyo de los metales de No Reply adquiere un toque muy "extractodepolloenlata". Su habilidad a la hora de encarar versiones sí encaja en estos M Clan de negro riguroso y raya diplomática: Steve Miller ('Llamando a la tierra'), Rod Steward ('Maggy May') y ¡los Who! ('Baba O'Riley') aparecieron, salpicando el cancionero con dedicatorias, a Morente con el 'Inmigrante', a su compañero Cristóbal Martínez le mandaron 'Hasta que se acostumbre a la oscuridad' y a Lapido fue 'Ardiendo las calles', pieza-suite larga y elaborada con un desarrollo enorme y climático... ¡vuelven los setenta!

Salieron en tromba con un Tarque, ese Paul Rodgers/Cocker/Ruy-Blas vegano, pletórico y capaz, pisando de fuerte a mucho más; baste decir que hasta una hora después no llegó la primera balada, 'Se hizo de noche cuando te conocí', que es una suerte de 'Escalera al cielo' propia con un crescendo total. Y a las dos horas de actuación todavía no estaban dispuestos a hacer pausa, con el público (curiosamente de un perfil de edad media/alta para el habitual de los conciertos de rock) comiendo en su mano. Pero todo tiene su final, aunque se demore dos bises y media hora más. Dieron las 'Gracias, por los días que vendrán' y, dada la hora, acortaron los plazos con un más inmediato 'Quédate a dormir' final. A dormir no sé, pero a tocar se les hubiera admitido quedarse otro rato. La próxima vez, donde suenen en las condiciones que se merecen, ellos y nosotros.