EE.UU.
Director: Adam Shankman
Intérprete: Vin Diesel

Vin Diesel se ha convertido en el nuevo musculitos del cine de acción. A todo gas, Pitch black o Triple X lo han encumbrado como sucesor pestilencial de Stallone o Schwarzenegger. Y es que las bolas de los brazos no pueden conservarse de por vida. Ahora este musculitos con cabeza de billar se arriesga, como hicieran sus maestros para hacer una comedia liviana, alejada de todo lo que ha hecho antes. Un canguro superduro narra las peripecias de un agente especial que tiene como misión salvaguardar las vidas de los cinco hijos de un científico asesinado. Mucho más difícil que cualquier operación militar.

La cinta es un pestiño inclasificable, una tomadura de pelo que nunca debería haber llegado a la gran pantalla. Estereotipados personajes que producen pena, argumento demasiado masticado para los peques y poco tacto a la hora de crear comedia generan mucha caradura empresarial. Pero las fórmulas siguen funcionando. Por desgracia el peor cine se puede comercializar y la masa de espectadores atormentados que tendrá esta cinta será suficiente para engordar el bolsillo de cualquier magnate de un Hollywood que revienta por todos los lados.

Es una vergüenza que a esto se le pueda llamar celuloide. Más bien efectismo barato que utiliza los clichés de Un poli de guardería para dejar una mancha más en un currículo sucio, tan solo salvado por su cuenta corriente. Y es que Diesel se ha convertido ya en un heredero directo de los Stallone o Mature, sólo destinado a producciones de primera con argumentos de tercera. En Un canguro superduro no hay imaginación, ni tan siquiera un atisbo de narración al uso. Todo es artificial, ya visto. Un engaña-niños que busca rascar el bolsillo del padre con la excusa de llevarlo al cine. Así nunca haremos aficionados de verdad.

Rafa Rus