EE.UU.
Director: Gary Ross
Intérpretes: Tobey Maguire, Jeff Bridges,
Chris Cooper y William H. Macy

Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. El cine americano está lleno de localismos, al igual que el español. La diferencia radica en que ellos exportan absolutamente todo y el resto del mundo debe darle la espalda. Sus deportes favoritos tienen poco tirón en la tierra civilizada. Pero la industria sigue preparando los mismos productos deportivos para venderlos en su egocéntrico mercado. ¿Para qué adaptarse a medio mundo?. ¡Qué se adecuen los cinco continentes, que ya habrá tiempo para vender el producto!. Así nace Seabiscuit, que lleva el ridículo subtítulo en España de Más allá de la leyenda. Narra la tópica historia de superación deportiva y, sobre todo personal, a través de un pequeño caballo de carreras. Una historia que devolvió la ilusión a un país en plena depresión. Siete nominaciones a los premios de la Academia de este año. De locura.

Seabiscuit se alimenta de topicazos del género épico del deporte. Con los personajes tocando fondo, predominante en la primera parte del film, se intenta desviar la atención hacia otra temática, pero es un simple McGuffin para introducir sus labores del montaje para que el caballo gane en los últimos metros, con la consiguiente tensión más que vista. Al final tan solo queda lo que llevamos viendo durante los últimos setenta años en el cine americano, pero contado de una forma correctísima, basándose en personajes perfilados.

Con un guión considerable, a pesar de poseer las simplezas típicas del género, Seabiscuit recorre el interior del reparto para convertirlo en esperanza. Sin embargo es pretenciosa y mantiene cierta falsedad, con un tempo apócrifo que conecta por trozos con el espectador. Es el producto empalagoso de siempre con la misma estética. Un producto representativo del cine clásico americano, sin estridencias, sin escapar con algo nuevo, aunque es elogiable que no tome la determinación del vídeo clip. Tan solo falta el cartelito de "basado en hechos reales" para que la jornada sea extraña, aunque entretenida. La narrativa y los argumentos americanos se encuentra paralítica y ahogada en tres únicas fórmulas. Seabiscuit utiliza la más suave. Siete nominaciones... estamos en la industria.

Rafa Rus