EE.UU.
Director: Brad Bird
Animación
El desmembramiento de la Disney ha generado un terremoto financiero y artístico que ha terminado con una larga lista de animadores tradicionales en el paro, el único miembro de la familia dimitido por la vía rápida y la filial Pixar de John Lasseter, de la que ha comido en la última década, separada de raíz. La Disney pasa por los peores momentos de su historia, pero ya está acostumbrada a esta crisis. Por lo pronto, las consecuencias pasan por la eliminación de la animación tradicional para pasar a la infográfica.
La productora Pixar ha sido la única que ha avanzado en el campo de la animación por ordenador, pero, no sólo técnicamente, sino que sus guiones son los que mejor funcionan. Si exceptuamos la saga de Shrek, la factoría de Lasseter ha sabido imprimir, en casi un par de décadas que lleva funcionando, trepidancia y simpatía para hacer películas para los pequeños sin caer en la ñoñería. En tan solo seis películas esta empresa de animación se había convertido en la filial más segura de la Disney y, por supuesto la más rentable. Sus largometrajes realizados íntegramente con computadora han revolucionado la animación y humanizado los personajes que quedaban anclados en una visión edulcorada que la factoría no transformaba por miedo a perder el sector de los más pequeños. Las aventuras infográficas de la Pixar dejan calidad visual y unos diálogos cuidados, esmero que había dejado de tener la Disney para las otras películas de animación tradicional.
Ahora se estrena Los Increíbles, la última aventura en las faldas de la Disney. En esta cinta se narra las peripecias de una familia de superhéroes que es obligada a retirarse de los salvamentos del mundo. Quince años después, tres niños que llenan de algarabía la casa y unos cuantos quilos de más no impiden que vuelvan a la acción cuando una misteriosa comunicación se pone en contacto con el cabeza de familia, Bob Paar.
El carácter de los personajes es el fuerte de los herederos de Lasseter. Con lo mínimo que le imprima a la historia está todo solucionado para una buena película y tiene la suficiente consistencia para que los personajes tengan credibilidad. Pixar genera animación de una forma más cercana, con gags visuales y diálogos de altura que se acercan al espectador en su cotidianeidad a pesar de estar retratando superhéroes. Son personajes con problemas que llegan a pequeños y mayores. La única pega, aunque es bastante gorda por su volumen en el montaje final, es el exceso de secuencias de acción al finalizar la película. Es más fuerte la forma que se toman esta familia, con problemas de superpoderes, las diferencias sociales.
La estética retro de cómic de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, donde se consigue el físico de Los Increíbles, ofrece momentos de animación magníficos, bien solucionados por estos genios de la informática. Aventura, fantasía y humor se mezclan para que los más pequeños puedan disfrutar, sin problemas y con imaginación, un mundo de buenos, enmarcado dentro de la familia, y de malos, en este caso el soltero. Otra vez vuelve a reincidir en la familia, pieza básica para el tipo de espectador a quien va dirigido, o sea todo el núcleo familiar. Pasará mucho siglo hasta que la Disney se acerque a este nivel.
Rafa Rus
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